El retorno a los planteles educativos
La humanidad tiene como principal eje de desarrollo a su sistema educativo, su confiabilidad se sustenta en la mejora continua. En México, la pandemia del Covid-19, modificó y trasformo nuestras vidas, afectando diversas áreas; en materia educativa, su principal consecuencia es el rezago, que lamentablemente repercutirá en las nuevas generaciones.
Situación que además afectó a la gran mayoría de países en el mundo y, ante el saldo negativo en educación, una parte importante de la población escolar requiere reentrenarse para enfrentar los retos de esta realidad.
El resultado de la pandemia fue la afectación económica y social de millones de mexicanos y, la falta de asistencia a las aulas, que deterioró la capacidad de aprendizaje de miles de estudiantes, al igual que sus capacidades analíticas.
El desarrollo de México debe sustentarse en el sector educativo, impulsado por la investigación y el desarrollo tecnológico, no solo para la formación de capital humano, sino para que, en el mediano plazo retomemos el rumbo de nación competitiva y exitosa, para erradicar pobreza, corrupción y desigualdad, formando a seres humanos económicamente productivas y competentes.
Al respecto, en libro titulado El viaje de la humanidad (Editorial Destino), del economista Oded Galor, destaca que “Las sociedades más prósperas tienen una mentalidad de futuro”; considera que “México y las sociedades latinoamericanas no han logrado articular una visión de futuro y ante disrupciones como la que estamos viviendo caemos en grandes procesos disruptivos que hacen más difícil articular las acciones necesarias para reordenar el desarrollo económico-social-político”.
Considera que Las sociedades que tienen paciencia y miran al futuro tienden a ser más prósperas. Y quien piensa en el futuro es más consciente de que es importante invertir en la educación.
Por supuesto que no existe un modelo educativo ideal, pero si tenemos que participar todos en la construcción de un mejor futuro para nuestro país, mediante un esfuerzo cooperativo que permita articular el desarrollo social con un modelo productivo orientado al desarrollo tecnológico, cuya finalidad se sustente en el bienestar social, para enfrentar los retos presentes y futuros.
Si se insiste y lamentablemente desde la esfera más alta del poder político en México ampliando las diferencias y dividiendo más a la sociedad, el proceso será más difícil y continuará en el camino del conflicto sin reconciliación.
Hace una semana, se anunció una nueva etapa de la reforma educativa que desarrolla la actual administración desde 2019, la cual denomina Nueva Escuela Mexicana y que se pondrá en marcha a través de una prueba piloto en al menos 30 escuelas por entidad federativa, durante el ciclo escolar 2022-2023. El plan establece un enfoque comunitario, que articule lo común a partir de lo diverso.
Sin embargo, en este nuevo enfoque deja a un lado la afectación que la pandemia generó al sistema educativo y desde mi punto de vista, esta situación debería ser el punto de partida para realizar una reforma al sistema de enseñanza.
Debido a que la globalización y las redes sociales hacen que el mundo sea mucho más accesible que nunca y, ante ello, la educación del presente debe, cambiar radicalmente.
Al respecto, a la actual administración y, espero estar equivocado que su mayor preocupación está centrada en el proceso electoral del 2024 y que el debate de la educación en el país se abordará, si y solo si es redituable para la política y la ideología del gobierno federal.
La autoridad debe tener presente que, durante el proceso de formación educativa, el centro de atención son los estudiantes.