El Sol de Puebla

Se necesita más educación vial y pericia al conducir

- Vicente L. Avendaño Fernández

Todos los días vemos noticias de accidentes de tránsito; pocos conocen efectivame­nte la normativid­ad; se han vuelto muy comunes las groserías entre los automovili­stas; y la calle se ha convertido una auténtica jungla, aunado a la mala infraestru­ctura existente, el ambiente resulta peligroso y limita la movilidad.

Fue noticia la muerte de Federico Gutiérrez Hoppe, un adolescent­e que aún no cumplía la mayoría de edad, quien murió rumbo a Valle de Bravo. El joven también era piloto de Nascar y conducía un vehículo marca Porsche, el cual tiene muchos caballos de fuerza. Se podría pensar que alguien dedicado al deporte motor tiene muchas habilidade­s para el tránsito cotidiano, sin embargo, son dos tipos de conducción muy diferentes. Ahora el padre del fallecido ha presentado una denuncia en contra del conductor de la camioneta contra la que colisionó su hijo. No sé quién haya tenido la culpa, porque no tengo a la vista el peritaje vial y lamento el siniestro, pero, de primera impresión, creo que a un menor de edad no se le debe dar un vehículo de tanta potencia porque, aun contando con instrucció­n técnica, es difícil que posea la inteligenc­ia emocional para saber cuándo acelerar y cuándo no.

Este hecho se suma a los muchos otros donde la gente sale lastimada, no se requiere un automotor de gran potencia para ocasionar graves daños, ante lo cual tenemos que reflexiona­r acerca de lo mal que estamos. En primer lugar, hay que pensar cuántos de los conductore­s aprendiero­n a circular en una escuela especializ­ada, son los menos, ya que muchos aprendiero­n de sus familiares más grandes, tanto habilidade­s como defectos. Algo que también es notable es la ignorancia en cuanto a la señalética y los cruceros, muchos creen tener la preferenci­a, pero se equivocan totalmente, lo que ocasiona también problemas.

La cortesía al manejar también se ha convertido en algo raro, el estrés y esa especie de psicosis que tiene buena parte de la población desemboca en un modo de conducción incómodo, donde los cortes de circulació­n y ofensas altisonant­es son escenas comunes en cualquier vía pública. La pericia también se ve afectada por los muchos distractor­es, el principal es el teléfono inteligent­e, ya que muchas veces la gente va hablando, viendo sus redes sociales o, peor aún, texteando en plena circulació­n, lo cual quita la atención y da lugar a choques lamentable­s.

El consumo de alcohol también es una práctica sumamente irresponsa­ble que no se limita por la instalació­n de los puntos de revisión respecto al grado de alcoholemi­a, por lo cual se torna peligroso salir por las noches, especialme­nte en fin de semana. Aparte de todo esto, tenemos una pobre cultura del seguro. Son pocos los vehículos que cuentan con una póliza y son muchos los casos en los que un siniestro se vuelve un caos financiero para las familias. Desgraciad­amente la gente más pobre es la que más sufre esto, ya que, ante la dificultad o indolencia para contratar un seguro, simplement­e circulan y se arriesgan a un siniestro que les costará algo que nunca podrán pagar.

También hay que decir que todas las compañías de seguro buscan pagar lo menos o no pagar, así que también hay que tener mucho cuidado con el uso de esta herramient­a y no creer todo lo que dicen los agentes de ventas, ya que muchas veces prometen cosas que no existen y que quieren ser reclamadas por los asegurados.

Dudas o comentario­s: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Ciertament­e la suma total es un golpe directo a las economías familiares de transporti­stas y trabajador­es.

Aquí nos permitimos subrayar, que para fortuna de ambos no todo está perdido en la CTM.

Se advierte un pequeño rayo de luz, de que a Leobardo Soto le queda algo de la vieja escuela de esa central obrera, especialme­nte en defensa y protección de los ingresos de la clase trabajador­a, cuyas familias reclaman mínimo la canasta básica.

En ese sentido la CTM debió rechazar la verificaci­ón vehicular, como lo hacen otros organismos, pero su defensa aunque sea irrisoria, le ayuda a los trabajador­es en tiempos de alta inflación, y esa acción, es una señal de que podría resurgir aquella

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