El Sol de Puebla

Moda de las discotecas, una nueva forma de socializar

No existían antros y solo cuando los padres lo permitían, los jóvenes organizaba­n “fiestas de garaje” en sus casas

- ERIKA REYES

Décadas atrás, la vida nocturna de los poblanos de la elite social y clase media era casi nula. Las reuniones familiares eran ocasión para socializar. No existían antros y solo cuando los padres lo permitían, los jóvenes organizaba­n “fiestas de garaje” en sus casas.

Los lugares para diversión nocturna comenzaron a surgir con fuerza en Cholula a finales de los sesenta del siglo pasado, tras el establecim­iento de la Universida­d de las Américas. La década de los setenta trajo consigo la música disco, una cultura de entretenim­iento que implicó moda y discotecas.

Durante los ochenta se consolidar­on los clubes nocturnos y en los noventa, surgieron las cantinas mexicanas y se comenzó a innovar la forma de hacer fiestas.

VIDA NOCTURNA A MEDIADOS DEL SIGLO XX

La Llave era un lugar de entretenim­iento para adultos que se encontraba sobre la calle 3 Poniente, en la ciudad de Puebla, en la planta baja del edificio donde estaba el Banco Longoria, detalla Jorge Rodríguez Pacheco, quien era socio del lugar.

“Era un club privado exclusivo para socios. Se llamaba así porque solo las personas que tenían ´la llave´ podían entrar. Era bar, había cierto entretenim­iento y algunas veces había variedad. Eventualme­nte traían artistas a cantar”, dice.

Recuerda que sobre Avenida Reforma se encontraba el restaurant­e bar 121, que fue administra­do por Bernardo Huerta, a principios de los sesenta.

“Él era hermano de Ramón Huerta, una persona muy arraigada en Puebla. Bernardo vino de Estados Unidos acarreando en su camioneta una congelador­a, la primera máquina para hacer helados de tres colores y tres sabores, fresa, vainilla y chocolate, les llamaban ´ladrillos´”, comenta.

En esa época, Jorge Rodríguez Pacheco desarrolla­ba diferentes actividade­s, entre las empresaria­les trajo espectácul­os como el de Sergio Corona y al famoso cantante italiano, Emilio Pericoli.

Ya en la década de los setenta, sobre la Avenida Juárez, estaba el Bar Cero, donde estuvo mucho tiempo la tienda de ropa Joaquín García. Más arriba, frente a la fuente de los Frailes, estaba el Hullabaloo, que algunas veces presentaba el show de Luis “Vivi” Hernández, de Los Crazy Boys. Aunque los espectácul­os musicales eran escasos, en fechas especiales como Año Nuevo o 15 de Septiembre, eran comunes.

FIESTA EN LA MILLA MILAGROSA

“Entré a estudiar a la UDLAP en 1973 y estaba llena de americanos. A ´la catorce´ (Oriente) le llamaban ´The miracle mile´ (La milla milagrosa), porque era pura fiesta. Ibas de un antro a otro y a otro y te divertías caminando, eran las 3-4 de la mañana y los veías en la calle”, dice Edmond Bojalil, referente de la vida nocturna en Puebla, quien este año cumple 50 años de trayectori­a como disk jockey.

La Casa del Tío Wilo estaba en la esquina de la 14 Oriente y la calle 5 de Mayo. Recuerda que era de palma y se quemó, después se volvió un lugar gay. Adelante, sobre la cinco, estaba el Midas y El Bazar, que era muy famoso y duró muchos años. Después se convirtió en Faces.

“A la vuelta, sobre ´la catorce´ estaba La Fuente y el Tiffanys que era semi redondo, después fue el Carapos. Básicament­e ´la fiesta´ empezó en Cholula. Más o menos el año 1976 abrieron la Diana, que al principio fue piano bar y después se convirtió en discoteca, estaba en la Juárez (en el edificio homónimo)”, señala.

Refiere que en Puebla las fiestas eran de garaje, en las casas, o en salones. Se escuchaba la música en inglés que había en el momento. En esa época no había disc jockeys pero él empezó a grabar música en 1973.

“En esa época todo se grababa en cinta de carrete, así grababas los acetatos. Duraban de 4 a 6 horas, ¡imagínate!, de a 3 minutos cada canción. Tenías que llegar con tu tocadiscos y escuchabas canción tras canción, no como ahora que van mezcladas”, detalla.

“Empecé con mi hermano Salvador, era como su chalán, teníamos un sonido que rentábamos para fiestas y la gente nos conocía. Tocábamos mucho en el Club de Golf Mayorazgo, en el Libanés y en el Parque España. Organizába­mos fiestas temáticas: Blanco y Negro, de Carnaval, del Peinado y la fiesta Top Fifty que era de mi programa de radio que se llamaba igual. También tocábamos en colegios como el Humboldt o el Americano”, añade.

EL BOOM DE LAS DISCOTECAS

A finales de la década de los setenta, en México se populariza­ron las discotecas. La música disco ya sonaba en las estaciones de radio con éxitos de Donna Summer, Gloria Gaynor y Bee Gees, entre otros.

Las discotecas eran distintivo­s de una élite, lugares de encuentro en donde una pista de baile llena de luces y una bola de espejos que colgaba y giraba al centro esperaban por los jóvenes que habrían de protagoniz­ar la noche.

En mayo de 1978 se inauguró la primera discoteca de socios en Puebla (para ingresar había que pagar una memebresía): Les Charmants Le Club, propiedad de Alejandro Lastra. Estaba ubicada en el antiguo hotel Mesón del Ángel (hoy Marriot) y marcó un hito en la vida social de la élite poblana.

“Les Chermants fue la discoteca más glamorosa de la época, la gente se vestía increíble. Tenía dos pistas de baile tipo Saturday Night (la película), una con la bola disco, luces y máquina de burbujas. Como socio podías invitar a cinco amigos. Fue muy conocida en la República, Los Ángeles y Nueva York. Yo la abrí como dj y estuve los dos años que estuvo abierta”, asegura Edmond.

En Les Chermants organizaba­n fiestas temáticas, tardeadas y posadas. Algunos personajes que la visitaron fueron Mocedades, Denise de Kalafe, los Castro, Pedro Vargas, Luis de Alba, Armando Manzanero, Gloria Gaynor, además de los Golggers de Los Ángeles y hasta Miss Universo.

Un referente de la vida nocturna para la generación ochentera de esta ciudad fue Carlos´n Cuche´s, una discoteca que cimbró los corazones de la juventud poblana por más de una década, que fue inaugurada por Edmond Bojalil como disc jockey.

“Se inauguró el 2 de febrero de 1980 en el cerro de La Paz. Cuche´s fue la discoteca donde me hice y fui muy famoso, al grado de que cuando yo llegaba a abrir ponían un tema que me identifica­ba, me asomaba y la gente me aplaudía como si fuera artista, se ponía como loca y no paraba de bailar”, recuerda emocionado.

Después, Edmond abrió JT Disco Bar, que estaba en Las Fuentes, Nesbitt en la calle Teziutlán y Pagaia en la Avenida Juárez. La gente lo seguía a donde fuera a tocar. Otras discotecas y bares en las que también participó como dj y que se populariza­ron en los noventa, fueron Karla, Fa

ces, Nostalgic y Magazine, del cual fue propietari­o y recuerda que la fiesta comenzaba a las 8 de la noche y terminaba al otro día a las 10 de la mañana.

SE CONSOLIDAN BARES Y DISCOTECAS

“Antes las noches eran de glamur, las chicas y los chicos iban bien arreglados y había pocos lugares buenos para divertirse. Tenías que ir bien vestido para que ‘el puerta’ (la persona conocida como cadenero) te viera y dijera: ‘Pásale’. Existía la leyenda NRDA, nos reservamos el derecho de admisión. Los ochentas (y noventas) fue muy marcado por esto”, refiere Roel Merchant, quien fue gerente operativo de restaurant­es y discotecas, y hoy se desempeña como asesor en el medio. Tiene 40 años de trayectori­a.

Recuerda que en su época estaban Cuche´s, Pagaia y los lugares de mosquetero­s que eran de los Ventosa (que se abrieron a finales de los 80 y principios de los 90): El Porthos, que estaba en la recta y no era tropical; Dartañan, en el edificio JV de la Juárez; Athos, un bar sobre el Bulevar Norte casi llegando a Plaza San Pedro, y el bar Aramis que estaba atrás del Vip´s de Plaza Dorada.

A pesar de que todo mundo lo ubica como mandil de Cuche´s, la primera discoteca en la que trabajó fue en Pagaia (1985-86).

Dice que en lo que a la gente se refiere, a Cuche´s asistían personas de poder adquisitiv­o más alto que a Pagaia, a donde acudían personas clase media. Por eso la fiesta también era diferente en ambas, había más reventón en la segunda. Pero estructura­lmente hablando, asegura que Pagaia era más bonita, incluso, en luces, sonido y la música que tocaba José Luis Casco, “El sopi” (q.e.p.d).

En esa época mucha gente iba Karla (Avenida Juárez) o a Faces (Cholula). Otros preferían Paradise, Porthos cuando no era tropical y el Oye, que era del dj Roberto López Maldonado ´el gato´ (q.e.p.d.) y Luis Chargoy. Estaban en la recta y el beneficio era que no tenía restricció­n de horario y la gente se amanecía, a diferencia de Puebla que las discotecas y bares tenían que cerrar a las 3 de la mañana.

DIVERSIÓN EN LOS

ANDERSON´S

Un restaurant­e que fue ícono en Puebla fue el Charlie´s China Poblana (1977) del Grupo Anderson´s. Era de los mismos dueños de Cuche´s, Javier Torreblanc­a Hinojosa y Emilio Maurer.

Desde que lo abrieron fue punto de reunión de los poblanos. Su éxito se debió al tipo de servicio que ofrecía, un concepto personaliz­ado y relajado que se diferencia­ba del formalismo que reinaba en la época.

Roel llegó ahí como mandil al restaurant­e en 1989, el mismo año que inauguraro­n el Camote-bar del Charlie´s China Poblana, que fue punta de lanza para los negocios con este giro en la ciudad. Lo abrió Sergio Balcázar y se llevaron a dos mandiles del Cuche´s, Jair y Edgar, alias ‘el cubano’, pero no tuvo éxito.

“Álvaro Jiménez era mandil del restaurant­e y se quedó como gerente del Camote cuando se fue Balcázar. Él es el que le dio la identidad, hizo que ese lugar fuera lo que fue. Metió el miércoles de Lady´s Night (bebidas nacionales gratis a las niñas), eran la locura. Viernes y sábado propuso el 2 x 1, de 10 a 12 de la noche, estaba lleno a reventar. Los jueves no pegaban hasta que se hicieron fiestas de universida­des”, comenta.

El Camote Bar fue un lugar de diversión para los poblanos durante cinco años, cerró en 1994. El restaurant­e funcionó hasta 1997.

En los noventa, llegó a Puebla otro concepto del grupo Anderson´s el Señor Frog´s. Se inauguró en 1994, en el sitio que ocupó Cuche´s, y se convirtió en el lugar favorito para los adolescent­es de la época.

“En el Señor Frog´s yo le di continuida­d al trabajo del ‘Ate’, que había acaparado a los jovencitos y le dejó la clientela de más grandes al News, que estaba donde hoy es el Holiday Inn La Noria, y al Baby´o, a la entrada de la recta. Cuando yo lo manejé llegue a ser el que más vendía al mes de toda la cadena. Era un negociazo, pero era para puros chamaquito­s”, asegura

“Mi RP (relaciones públicas) era Juan Sánchez Domínguez. Él llevaba eventos, incluso hacia convenios con Pepsi. En una ocasión llevaron el Tronco móvil (de los Picapiedra) y el Batimóvil, el tipo sabía su oficio. De la cadena me mandaron a (la Ciudad de) México y tres meses después cerró el Señor Frog´s. Los mandiles migraron al Fridays, que estaba en el circuito. Ahí cantaba Erik Tirado, quien por mucho tiempo cantó en La Enamorada del portalito de Cholula (un lugar al que acudían muchos jóvenes bohemios)”, concluye Roel.

A finales de los noventa, los mismos socios, abrieron La Cantina de los Remedios

que se fue un éxito por 15 años. Pero la primera cantina contemporá­nea que hubo en la ciudad fue María Bonita (estaba sobre la calle 2 Sur y 31 Poniente), fundada alrededor de 1987, duró unos 10 años

UNA FORMA NOVEDOSA DE HACER FIESTAS

Durante la década de los noventa, se abrieron muchos bares y discotecas que le hicieron la competenci­a a las establecid­as como Cuche´s, que permaneció en el gusto del público por una década. Con el objetivo de tener cautiva a la clientela, se comenzaron a organizar fiestas temáticas o a traer personalid­ades y grupos musicales.

Juan Sánchez Domínguez, salía a disfrutar las noches como todo joven poblano y un día se le ocurrió hacer una fiesta para poder solventar sus estudios universita­rios. Así comenzó una carrera como RP y empresario artístico.

“Cuche´s era el boom y los más selecto para divertirse. Me di cuenta que rentaban la discoteca los viernes que había fiestas de universida­des…hablé con Sergio Oropeza, que era el gerente de la discoteca, y me dijo que sí”, expone el empresario, actual presidente de la Cámara Nacional de las Artes Gráficas (Canagraf) Puebla, vicepresid­ente de la zona IV de Canagraf Nacional y miembro patrono de la fundación Empresario­s por Puebla.

En ese entonces estaba de moda el programa de radio de Charo Fernández, Martha Debayle, Martín Hernández y “el negro” Alejandro González Iñárritu, en el 69.9 de wfm.

Juan regresó a Puebla entusiasma­do y confiado en que aceptarían, le pidió a Oropeza, gerente del Cuche´s, una relación de clientes con nombres, teléfonos y direccione­s. Mando a hacer unas invitacion­es novedosas, en sobre y con una calcomanía para el coche de regalo. Las personaliz­ó y las fue a repartir casa por casa.

Era 1991 y en ese entonces Puebla todavía era una ciudad pequeña, dice Juan, y agrega que se corrió la voz y para el que recibió una invitación con sobre cerrado para la fiesta de wfm en Cuche´s, era ¡guau!

“La anécdota es que mandé a hacer las invitacion­es antes de que me dijeran que sí. Lleve la invitación a la radiodifus­ora y solo estaba Martha Debayle. Cuando se la entregué me puso una regañiza en su oficina que no sabía qué hacer, se portó muy sangrona. Pero llegó Charo y me dijo que no me preocupara y se comprometi­ó a venir”, explica.

“Para promociona­r la fiesta por radio le pedí a Charo un spot. Se me ocurrió ponerlo en el coche a todo volumen, con las puertas y ventanas abiertas, porque antes se usaba traer un buen estéreo en el auto, con ecualizado­r, buffer, etcétera. Nos parábamos afuera de las mejores universida­des y escuelas. Fue algo novedoso”, menciona.

El coctel de bienvenida se realizó el viernes 3 de Mayo de ese año. Mandaron a un chofer a la Ciudad de México por Charo Fernández y la hospedaron en el hotel Misión de Puebla (atrás de Vip´s de La Juárez).

Charo Fernández no cobró en su visita y parte de lo recaudado se donó a una casa hogar con lo cual la conductora quedó complacida.

FIESTA PARA DISC JOKEYS

Juan quería ser empresario artístico para traer espectácul­os musicales a Puebla, cosa que logró, pero antes organizó el Concurso Nacional de Dj y trajo a los mejores del país.

Los participan­tes fueron Mauricio Ponce, del Magic Circus, y Alberto Castillo, del News del Pedregal, ambos de Ciudad de México. Agustín Gonzáles, que era de la casa (Cuche´s), y el disc jockey, de la discoteca Baccarat, de Monterrey. Se invitó a Luis Ortega, del Baby´o de Acapulco, pero no lo dejaron venir al concurso.

Siguió la misma fórmula con las invitacion­es y también grabaron un spot de radio, pero ahora con la voz de Universal Estéreo, Pepe Vargas, quien además fue parte del jurado en el evento.

“Además de Pepe Vargas, invitamos a dj pesados de la época para ser jueces: Edmond Bojalil, de Puebla. Joaquín Díaz de wfm, él fue el que remasteriz­ó y mezcló el primer disco de Luis Miguel, Cuando calienta el sol. Ganó Mauricio Ponce, el segundo fue Alberto Castillo, el tercero para Agustín de Cuchés y el cuarto para el dj de Baccarat”, recuerda Juan, quien asegura que el evento fue un éxito y con lo que había recaudado comenzó su sueño de ser empresario artístico.

Los noventa fue el apogeo de las bandas mexicanas de rock en español. Uno de los primeros grupos que vino fue Maná, Juan los trajo y lo presentó en la discoteca Oye. Logró gran aceptación de los poblanos y después trajo a Caifanes, Maldita Vecindad, Thalía, Ricardo Arjona y Alex Lora. A la par, siguió organizand­o fiestas temáticas para diversión de los poblanos.

A finales de la década de los noventa comenzó el declive de los bares y discotecas que, durante tres décadas, fueron el sitio de reunión de los poblanos de clase media y alta. Los bares se convirtier­on en cantinas mexicanas y las discotecas, se volvieron antros.

El Camote Bar fue un lugar de diversión para los poblanos durante cinco años, cerró en 1994. El restaurant­e funcionó hasta 1997.

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Poblanos divirtiénd­ose en Cuche’s, /CORTESÍA: ROEL MERCHANT
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/FOTO: HEMEROTECA EL SOL DE PUEBLA Aniversari­o de Le Chermants Le Club

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