Que el amor siga moviendo a Puebla y al mundo
Acaba de pasar el Día del Amor y la Amistad, una fecha impregnada de romanticismo, pero también de grandes esfuerzos comerciales para ligar a estos importantes sentimientos con la necesidad de tener que regalar un detalle a través del cual se pueda demostrar el aprecio por los demás.
Sin embargo, más allá de las estrategias mercadológicas, el amor es uno de los valores más importantes para poder vivir armónicamente y en comunión con la sociedad. La propia Real Academia de la Lengua (RAE) lo define como: “un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”.
Y es que el amor nos complementa, es una fuerza que nos impulsa a actuar en forma positiva y a hacer bien las cosas. Precisamente, se le considera uno de los valores universales al ser definido como un principio de unión entre los elementos que forman el universo; una manifestación de las personas hacia el bien y la belleza absoluta.
Es por ello que el decir que “el amor mueve al mundo” no es solo una frase común o un cliché, por el contrario, es una realidad que vemos en el día a día y que, literalmente, hace la diferencia a pesar de lo triste y adversa que, muchas veces, pueda resultar la cotidianeidad.
No es para menos percibir que vivimos en un planeta complejo, en el que siempre se presentan situaciones negativas, lo cual más allá de percepción es la llana y mera realidad. Basta ver los datos publicados por “esglobal”, perteneciente a la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, en los cuales se documenta que además del conflicto armado entre Rusia y Ucrania, en este momento hay en el mundo al menos otras 10 guerras.
Desafortunadamente, la guerra no es nuestra única preocupación, ya que también se presentan a lo largo y ancho del mundo un sinfín de problemas como son los conflictos armados provocados por el crimen organizado, violencia, hambruna, desigualdad, pobreza, enfermedades, epidemias y hasta pandemias, e incluso eventos ligados a fenómenos de la naturaleza como lo son los maremotos y terremotos; por ejemplo, la tragedia que en estos momentos atraviesa el pueblo de Ucrania y Siria.
Sin embargo, a pesar de este demoledor panorama, también es una realidad que el amor ha hecho la diferencia en más de una ocasión. Un ejemplo fehaciente es la labor que por más de 45 años realizó la Madre Teresa de Calcuta en esta región de la India, atendiendo a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos.
Será por ello que la frase: “El amor comienza en casa, y no es lo mucho que hacemos… es cuánto amor ponemos a cada acción”, es una de las que se le atribuyen a la religiosa, quien en 1979 fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz y con el más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna, en 1980.
Si bien es muy ambicioso e irreal aspirar a ser como la Madre Teresa de Calcuta, no lo es así su frase, ya que siempre existe la posibilidad de hacer la diferencia en el propio lugar donde vivimos.
No es necesario ir a otras zonas, ya que en nuestra querida Puebla hay grandes ventanas de oportunidad para poner en práctica este valor, que tanto impacta en las necesidades más sentidas de la sociedad.
Una de estas formas, es mermar el hambre por el que pasan muchas familias, cuyas necesidades se ven amplificadas por la pobreza y la desigualdad. Tan solo el Banco de Alimentos Cáritas de Puebla brinda apoyo alimentario a 150 mil personas de Puebla y Tlaxcala de manera semanal.
Por ello, te invito a que te acerques con ellos a donar kilos de ayuda que harán la diferencia en el día de una familia.