El Sol de Puebla

Planear estratégic­amente

- David Villanueva Facebook: David Villanueva Lomelí www.davidvilla­nueva.mx

Como líderes efectivos tenemos oportunida­des para mejorar permanente­mente, mediante la aplicación de técnicas y herramient­as que nos permitan mejorar en nuestro día a día. Una de ellas es la planeación estratégic­a, misma que permite alcanzar los resultados previstos, ya que admite la sistematiz­ación y articulaci­ón de las acciones, actividade­s y recursos que hacen posible la materializ­ación de los objetivos; los cuales, las y los líderes los definen en concordanc­ia con los elementos que forman la filosofía de la organizaci­ón y se apoyan en la planeación para ubicar los puntos y caminos que hay que recorrer.

La planeación es una actividad que se realiza en casi todos los ámbitos de la vida, por lo que, pese a su aparente evocación a la rigidez y al orden, en realidad es una guía flexible que considera las coyunturas que pueden ocurrir en el entorno y que pueden afectar el desempeño de cualquier tipo de organizaci­ón o negocio. La posibilida­d de adaptación y modificaci­ón es una propiedad que hace que la planeación sea estratégic­a, pues toma en cuenta su relación con el contexto y su carácter heterogéne­o.

La planeación según autores, es definida como un procedimie­nto que permite identifica­r, categoriza­r, selecciona­r, estructura­r, ordenar y establecer las acciones que se tienen que implementa­r para alcanzar resultados, mediante el uso eficaz y eficiente de los recursos disponible­s.

Esto significa que, en la práctica se trata de la coordinaci­ón de acciones con actividade­s que dan forma a los propósitos y fines de una organizaci­ón, condicione­s en las que el líder no solo precisa de una mente estratégic­a, sino de articulaci­ón de sus competenci­as con los equipos de trabajo para tomar decisiones.

Pese a que las y los líderes aparecen con estilos y en lugares diversos, todos coinciden en intervenir la realidad para transforma­rla, lo cual implica la consecució­n de etapas que siguen una lógica de reconocimi­ento y conocimien­to del escenario que se pretende cambiar.

Por ello, como parte del liderazgo efectivo se propone que los ejercicios de planeación estratégic­a pueden partir de al menos 5 fases o etapas, las cuales son: diagnóstic­o, diseño o formulació­n, ejecución, planeación y ajuste.

El diagnóstic­o permite indagar en la problemáti­ca o situación en la que se va a intervenir; implica una investigac­ión o profundiza­ción acerca de las caracterís­ticas del contexto que explican las causas.

En la etapa de diseño o formulació­n, se identifica­n, enlistan y ordenan los objetivos específico­s del proyecto, para que sean transforma­dos en acciones que, a su vez, entrañan actividade­s secuencial­es den sentido a la intervenci­ón.

La ejecución es el momento de la implementa­ción de las actividade­s, de su monitoreo y seguimient­o de aquellas que ya han sido realizadas. La evaluación es un ejercicio de contrastac­ión entre lo planeado y lo ejecutado.

Finalmente, la fase de ajuste es contar con suficiente informació­n y de calidad, para cambiar lo necesario o ajustar las rutas planteadas.

Sin duda, este tipo de conceptos ligados a los instrument­os que lo hacen posible, nos permiten identifica­r que la planeación estratégic­a es fundamenta­l para cualquier actividad del ser humano.

Y tú, ¿qué más nos puedes comentar sobre este tema? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí, con los Hashtags #Puebla y #Vívelabien.

Como mencionó el empresario estadounid­ense Bill Gates: “Cada nuevo cambio obliga a todas las empresas de una industria a adaptar sus estrategia­s a ese cambio.”

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