El Sol de Puebla

Rancho de la Rosa, el legado de Pablo Petersen

Las hectáreas que pertenecie­ron a la zona y sus anexos, hoy son las colonias Miguel Alemán, Cristóbal Colón, América Norte y Humboldt

- ERIKA REYES

Aprincipio­s del siglo XX, el rancho de la Rosa, comprendía también las tierras del rancho San Antonio Rementería, ambos ubicados al nororiente de la ciudad. Así fue adquirido en copropieda­d por el migrante alemán, Pablo Petersen, y la poblana Esther Colombres, hija del destacado general.

Petersen echó raíces en Puebla. Estableció un negocio próspero y también se dedicó a la agricultur­a. Donó una buena extensión de tierras para formar una de las primeras colonias de la ciudad y otras, para la construcci­ón del edificio del Colegio Alemán.

Junto con su esposa procreó a ocho hijos que continuaro­n su legado hasta que sus tierras desapareci­eron, cuando se comenzaron a fraccionar para ser urbanizada­s y convertirs­e en parte de la ciudad.

HEREDERO DE UN MARQUÉS

Francisco Javier de Vasconcelo­s Berrueco y Arellano (1667) fue un ilustre poblano que en 1692 recibió el único título nobiliario conferido al Valle de Puebla por el rey Carlos II, el de Marqués de Monserrate.

El marquesado abarcaba una gran extensión de tierras al nororiente de la ciudad que el marqués heredó a sus hijos, nietos y bisnietos. Pero en 1856, el sexto y último marqués, adoptó al hijo de un amigo que había muerto por la epidemia de cólera junto con su esposa, el niño Joaquín Colombres.

Él Marqués de Monserrate cuido al niño como si fuera suyo porque no tuvo hijos. A su muerte, el ya general, quien tuvo una destacada participac­ión en la Batalla de Puebla y el Sitio de Puebla, rechazó el título nobiliario por no tener lazos sanguíneos con él, pero sí recibió sus bienes y propiedade­s.

Joaquín Colombres se casó y tuvo tres hijos, Saúl, Esther y Raquel. Sus hijas se casaron con dos hermanos alemanes que habían llegado a Puebla a finales del siglo XIX en busca de un futuro promisorio: Pablo y Federico Petersen.

DOS GERMANOS EN PUEBLA

Pablo Petersen von Raben nació en la región de Schleswig-holstein, al norte de Alemania, en 1867. Era joven y soltero cuando llegó a Puebla a probar fortuna. Después vino su hermano Federico y se establecie­ron. Se asociaron con otro alemán de apellido Dorenberg y fundaron la empresa Dorenberg, Petersen y Compañía.

“La empresa fue muy conocida, se dedicaron al negocio de las ferretería­s. Estaba en la esquina de las calles 2 norte y 2 oriente (enfrente de Vip´s). Después se movieron sobre la 2 oriente (frente a Sanborn´s). Era una ferretería grande, bien surtida y exitosa”, relata Carlos Petersen Diseldorff, nieto de Pablo.

El negocio empezó a funcionar, los alemanes comenzaron a hacer fortuna y a relacionar­se con la sociedad poblana. Así, los Petersen conocieron a las hermanas Colombres y se casaron. Primero Pablo con Esther. Después Federico con Raquel.

Carlos comenta que uno de los lugares donde vivieron sus abuelos fue en la calle 20 oriente, en una casa antigua enfrente de la Cruz Roja que ahora es la escuela de enfermería.

Probableme­nte ahí fue donde nació su padre en 1904, Carlos Federico Petersen Colombres. Porque asegura que sus abuelos hicieron buena amistad con los descendien­tes de Antuñano, al grado que uno de ellos, Esteban, fue padrino de bautizo de su papá.

EL RANCHO Y SU ANEXO

En 1906, Pablo Petersen y su esposa Esther Colombres le compraron el rancho de la Rosa y San Antonio Rementería a los Ortiz Borbolla. Las tierras estaban al nororiente de la ciudad y colindaban con las de Manzanilla que habían heredado las hermanas.

“Por ahí hay un dato que, a principios del siglo XX, el rancho de la Rosa comprendía 300 hectáreas en total, junto con su anexo, Rementería. El casco del rancho es lo que es hoy la Secretaría del Bienestar, antes SEDESOL (Secretaría de Desarrollo Social) y la escuela de lenguas de la BUAP (20 oriente y 24 norte)”, detalla Carlos.

Dice que el terreno de la embotellad­ora de PEPSI también era parte del rancho, así como una planta que fabrica partes automotric­es que está sobre el libramient­o que va hacia el estadio. Pasando la vía, donde estaba Chiclets Adams y unas empresas químicas que ya demolieron.

El rancho San Antonio Rementería, en el siglo XVIII le había pertenecid­o a Vicente Rementería. Colindaba con el rancho San José Maravillas y el rancho de Oropeza. A principios del siglo XX, ya pertenecía al rancho de la Rosa

En la medida que la ciudad fue creciendo, hubo necesidad de aprovechar los terrenos de los ranchos o haciendas cercanas para urbanizar. Así se comenzaron a fraccionar.

Las hectáreas que pertenecie­ron al rancho de la Rosa hoy son las colonias Miguel Alemán, Cristóbal Colón, América Norte y Humboldt. Esta última fue la primera colonia y se comenzó a construir a principios del siglo XX. Una parte del terreno fue donado por Pablo Petersen.

El terreno correspond­iente al anexo San Antonio Rementería, hoy son las colonias: Carril de la Rosa, México 68, Miguel Hidalgo, Mercado Morelos y Villa Verde.

Un dato histórico acerca del rancho San Antonio Rementería, es que los franceses tomaron posesión temporal de él para refugiarse, guardar el parque y planear su estrategia de ataque en la Batalla del 5 de Mayo. Desde ahí montaron cañones, se alistaron, y subieron al cerro de Loreto y Guadalupe.

La producción del rancho era de temporal y se cultivaba maíz, trigo, frijol y alfalfa, pero también era un rancho ganadero. Pablo Petersen trajo ganado vacuno del norte de Alemania, de la región donde nació, Schleswig-holstein. Su nieto Carlos, asegura que, por eso, es considerad­o el introducto­r del Ganado Holstein en México.

LA MANSIÓN GIACOPELLO

Hacia finales del siglo XIX, la ciudad había comenzado a experiment­ar un cambio importante en su fisonomía. Personajes prominente­s de la época compraron parcelas del rancho de San Sebastián (hoy colonia) para construir sus casas. La calle 7 poniente (hoy Avenida Juárez), se había trazado bajo el nombre de Avenida del Vencedor, por el triunfo de Porfirio Díaz sobre los franceses en la Toma de Puebla.

A pesar de haber adquirido el rancho, Pablo y Esther no se fueron de inmediato a vivir para allá. A principios del siglo XX, se establecie­ron sobre la calle señorial de la ciudad, en la Mansión Giacopello (Casa de los Enanos). Era la última de la zona, no había nada más hacia el cerro de La Paz.

Las habitacion­es de planta alta de la casa están del lado de la Avenida Juárez. Carlos relata que su papá le platicó que un día toda la familia estaba en la mesa lista para desayunar, pero su tío, el hermano pequeño, no aparecía. Lo buscaron por toda la casa y lo encontraro­n en el clóset de su recámara.

“Cuando le preguntaro­n qué pasaba dijo que estaba muy asustado porque en la noche se despertó, se asomó por la ventana y vio que el volcán (Popocatépe­tl) estaba todo rojo en la parte de arriba. Eso le asustó tanto que se fue a esconder. Mi abuelo se enojó y le dijo: ´Ay niño nos hubieras dicho, a mí me hubiera gustado ver esa erupción del volcán que tú viste”, dice.

Al casarse, Federico y Raquel se fueron a vivir cerca de sus hermanos, sobre la 9 poniente. “Hay una anécdota simpática de los abuelos cuando ya vivían en la zona y es que para avisar que llegaban a su casa, izaban una bandera (alemana) y así, uno y otro, sabían si estaban o no en su casa para poder visitarse”, comenta.

Cuando los hijos de los Petersen tuvieron edad de asistir, iniciaron ahí sus estudios en el Colegio Alemán. Se fundó en 1911 y tuvo diferentes ubicacione­s.

Frida, la hija mayor de Pablo y Esther fue la primera en ingresar. Terminó de estudiar y comenzó a dar clases. En 1943 se casó con el Profesor Fritz Theiss, que fue director del colegio más de 30 años

Pablo Petersen había donado una fracción del terreno del rancho de la Rosa para la construcci­ón del edificio del Colegio Alemán. Entre 1946 y 1947, se comenzó a edificar a un costado del casco del rancho, en la calle 24 norte 2003. Frida y sus hermanos, que habían sido ex alumnos, realizaron donaciones económicas. Entonces la escuela cambió de nombre a Colegio Humboldt.

EL FINAL DE UN LEGADO

En orden ascendente los hijos que procrearon Pablo y Esther son: Frida, Carlos Federico, Alicia, Erika, Esther, Pablo y Raquel Petersen Colombres.

Cuando el mayor de los varones, Carlos Federico terminó sus estudios escolares se fue a estudiar Agricultur­a a Alemania, con la idea de que a su regreso se hiciera cargo del rancho. Y así fue, a finales de la década de los treinta, su papá falleció y él regresó a Puebla a hacerse cargo del rancho y de la familia.

Billy, como lo llamaban, tenía una hermana que quería conocer la ciudad donde estudiaba y vino a visitarlo. Su nombre era Mildred.

 ?? CORTESÍA CARLOS PETERSEN DISELDORFF /FOTO: ?? El anexo del rancho La Rosa, casco de San Antonio Rementería en 1930
CORTESÍA CARLOS PETERSEN DISELDORFF /FOTO: El anexo del rancho La Rosa, casco de San Antonio Rementería en 1930

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico