Futbol, pasión y necesidad
Sebastián Sosa es un ejemplo más de que la calidad se impone a la cantidad. Con una población de apenas 3.4 millones de habitantes, Uruguay es una nación respetada a nivel mundial dentro del futbol, con dos Copas del Mundo en 1930 y 1950, además de fabricar figuras de la talla de Enzo Francescoli, Juan Alberto Schiaffino y más reciente Diego Forlán, Luis Suárez o Edinson Cavani, por mencionar algunos.
“Me enorgullece ser parte de ellos, porque la pasión nace desde la panza”, dice Sosa. “No exagero si te digo que los primeros regalos de niño siempre fueron pelotas de futbol y por ahí no teníamos mayores recursos”, cuenta Sebastián Sosa.
Y es que más que una pasión, el futbol en Uruguay es una necesidad, pues ante las escasas oportunidades en otros ámbitos, las familias sueñan con tener un integrante en el balompié profesional y que de esta manera puedan lidiar con una vida de escasos recursos.
“Cuando uno es chico pasan un montón de dificultades, vicisitudes, ausencias materiales y a medida que uno va creciendo ve al futbol como un medio para poder trascender, ser exitoso y cumplir sueños que van paralelos a las posibilidades que te da el deporte. Cuando tenemos esas oportunidades, el uruguayo se aferra de uñas y dientes, y normalmente trata de aprovecharlas. Esa es la garra charrúa”, explica al Diario de los Deportistas, el arquero universitario.
A medida que uno va creciendo en Uruguay, ve al futbol como un medio para cumplir sueños. Cuando tenemos esas oportunidades, el uruguayo se aferra y trata de aprovecharlas. Esa es la garra charrúa”
S. SOSA
PORTERO PUMAS