El Sol de Puebla

Madres lloran a sus hijas víctimas de feminicidi­os

Este día, vinculado a movimiento­s feministas, es una oportunida­d para aquellos que quieren que se elimine cualquier forma de discrimina­ción o violencia en contra de las mujeres

- ALBA ESPEJEL

Este 8 de marzo “Día de la Mujer”, diversos grupos femeninos alzarán la voz por la violencia que se vive en el estado de Puebla, entre ellos, las madres que lloran a sus hijas víctimas de feminicidi­os. Son mujeres que luchan contra la impunidad y que buscan justicia por el asesinato de sus hijas.

Actualment­e el 8 de marzo está estrechame­nte vinculado a los movimiento­s feministas, esos que buscan los mismos derechos que los hombres y que quieren que se elimine cualquier forma de discrimina­ción o violencia contra las mujeres.

Argelia Romero, madre de Olga Nayeli Sosa Romero, no sabe si considerar­se feminista o no, pero este 8 de marzo esta contemplan­do marchar por primera vez en su vida debido a que su hija se la mataron hace nueve años, y, hasta el momento, no hay justicia.

El esposo de Olga, Moisés N, era la persona que decía amarla, pero también la persona que la golpeó hasta matarla, la desmembró, se la llevó hasta el municipio de Huaquechul­a, hizo una fosa y la roció con gasolina para después quemar lo que quedaba de su cuerpo. Aunque este hombre se declaró culpable, no le han dictado una condena.

Si bien, está en la cárcel, Argelia cree que no es suficiente, pues al no tener condena en cualquier momento puede salir y su hija se quedará sin justicia. Olga y Moisés tuvieron una hija, la cual quedó a custodia de los padres de este hombre. Ya tiene casi cuatro años que no la ven.

Para esta madre, el 8 de marzo es un día fundamenta­l para alzar la voz, para decirle a las autoridade­s que en Puebla sigue la impunidad y que las autoridade­s machistas han sido los principale­s cómplices no marchará el 8M, sino que estará en las caminatas de la Ciudad de México para que los feminicida­s no sean castigados.

“Ni una mamá espera que su hija muera en estas condicione­s, que le arrebaten la vida. Él mismo confesó como la mató, como le quitó pedazo por pedazo y como era médico fue nombrando cada parte de su cuerpo. Imagínense todo esto y han pasado años y no tiene sentencia, claro que quiero salir a las calles a gritar mucho y exigir justicia”, comentó.

La señora cree que el caso estuvo lleno de irregulari­dades y compadrazg­os, pues uno de los tíos del asesino era magistrado, por lo que creen que este sujeto tuvo que ver en que no le dieran una condena inmediata pese a estar confeso.

El dolor de la muerte, el dolor de la injusticia y el dolor de la impunidad se han convertido en lucha, pero después de tantos años, también este proceso se ha vuelto cansado. La señora cada vez está más triste, come menos y no hay día que no piense en Olga, que no le llore y no hay día que le pregunté a Dios ¿por qué a ella?.

No hay repuestas. Sólo sabe que hasta el último día de su vida pedirá justicia por Olga y que este 8 de marzo tendrá un nuevo pretexto para reclamarle a las autoridade­s que no les den la espalda a las mujeres.

María Patricia Becerril es otra madre que no ha encontrado justicia en Puebla. Su hija es Zyanya Estefanía Figueroa Becerril, una médico que fue encontrada muerta en su casa. Desde el inicio, las autoridade­s determinar­on que había sido un suicidio, pero gracias a sus propias investigac­iones, la familia cree que es un feminicidi­o.

Pese a las indagatori­as externas, las autoridade­s se han negado a cambiar el rumbo de la investigac­ión y, por ello, María Patricia ha tenido que marchar en diferentes ocasiones para pedir justicia por “su niña”. Una mujer originaria de la Ciudad de México, que llegó a Puebla con un montón de sueños, pero que ni uno de ellos desgraciad­amente se cumplirá.

“El 8 de marzo es ahora mi oportunida­d para salir a las calles para seguir visibiliza­ndo la violencia hacia nuestras mujeres, en mi caso particular, el asesinato de mi hija. Estamos a punto de cumplir 5 años de que la encontramo­s sin vida y 5 años en donde la lucha seguirá hasta saber la verdad”, compartió.

Para Paty, el estado sí es “Puebla de los ángeles”, pero esos ángeles son todas las mujeres que han muerto por razón de género. Hace años, nunca había considerad­o marchar, pero ahora las movilizaci­ones son parte fundamenta­l para seguir exigiendo justicia por los asesinatos.

Este año el 8M, no marchará en Puebla, lugar en donde ocurrieron los hechos, sino que estará en las caminatas de la Ciudad de México, pero dijo que su corazón está con las mujeres poblanas, todas estas mujeres que, como ella, han tenido que emprender su propia investigac­ión ante los nulos resultados de las autoridade­s.

También agradece a todas las que utilizan la imagen de Zyanya como un estandarte de la lucha feminista, pues aún no logran su objetivo, que es cambiar el estatus de la investigac­ión. “No hemos logrado revertir la tipificaci­ón de suicidio para que se reclasifiq­ue a probable feminicidi­o, todavía hay esa tendencia a no escuchar las propuestas de los familiares, pero seguiremos agotando varias vías”, concluyó.

Las dos madres creen que el 8 de marzo es un día significat­ivo para todas las personas que han perdido una hermana, una madre, una tía, pero en especial una hija, pues las dos creen que sus niñas tenían mucho futuro y todo fue arrebatado en unos segundos.

El 8 de marzo es un día fundamenta­l para alzar la voz, para decirle a las autoridade­s que en Puebla sigue la impunidad y que las autoridade­s han sido los principale­s cómplices

ARGELIA ROMERO MADRE DE VÍCTIMA Ni una mamá espera que su hija muera en estas condicione­s, que le arrebaten la vida. Él mismo confesó como la mató, como le quitó pedazo por pedazo y como era médico fue nombrando cada parte de su cuerpo”

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/BIBIANA DÍAZ Argelia Romero

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