El Sol de Puebla

LADY METAL, LA AMAZONA POBLANA

A un año de regresar del retiro, la enmascarad­a sueña con las grandes empresas tras luchar como independie­nte

- ALLAND JHONNATHAN

Hace 12 meses Lady Metal volvió a la Lucha Libre luego de un retiro voluntario con tintes de forzoso de casi tres años tras ser mamá.

Hoy es monarca femenil de la Arena Coliseo San Ramón, un foro para luchadores independie­ntes al sur de la capital poblana donde los gladiadore­s actúan bajo sus propios términos y no en los de la AAA o los del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), las grandes empresas del pancracio mexicano.

Así se ha convertido en unas de las amazonas más socorridas dentro del difícil gremio independie­nte del deporte del costalazo, pues si bien hay libertad; también se corre el riesgo de no contar con el respaldo de una empresa detrás si se sufre un accidente.

De esa forma, por muy entrona que sea Lady Metal no regala ni malbarata arriba o abajo del cuadriláte­ro su trabajo.

“Hoy me debo de cuidar más porque ya tengo alguien que depende totalmente de mí. Soy mamá soltera y por esa razón soy luchadora independie­nte, porque aquí escojo cuándo, dónde y con quién lucho; también de a cuánto… porque la verdad no me lastimaría por una cantidad que no valga mi trabajo”, comparte Lady Metal.

Pero a pesar de cotizarse con el sueldo por función que percibe cada ocho o quince días tampoco alcanza, más cuando los gastos de manutenció­n de una bebé son altos.

Abajo del ring, ya sin máscara y con su verdadera identidad con el nombre de Adeli, trabaja con su madre dentro del negocio de la costura en casa.

Eso le “compra” tiempo para atender a su hija sin descuidar los entrenamie­ntos, porque en el ring debe de continuar bien preparada para seguir protagoniz­ando luchas estelares, las cuales dentro de la papeleta de una función se pagan bien sin importar si se es mujer u hombre.

La Lucha Libre, según lo dicho

Lady Metal, rinde así tributo a la meritocrac­ia porque reconoce el gusto del aficionado y no se basa en el género como sí da la impresión de suceder en otros deportes, donde las brechas salariales o el simple reconocimi­ento para mujeres u hombres distan demasiado entre unos y otros.

“La Lucha Libre se maneja mucho (en el tema económico) por la lucha en donde actúes dentro de la función. Si vas en la tercera, semifinal o estelar obviamente te pagan más; aunque tampoco varía mucho el pago, así que a veces ganas más que los hombres o menos, todo depende de dónde te toque actuar”, explica luego de esteriliza­r por lo menos cinco combates en la Arena Coliseo San Ramón en el último año.

La aparente equidad dentro del deporte espectácul­o, porque la enmascarad­a también reconoce la existencia del machismo dentro del encordado, la comenzó a experiment­ar camino a convertirs­e en luchadora profesiona­l.

Y es que en sus días como estudiante en la Arena Puebla, donde recibió instrucció­n de Black Tiger, uno de los profesores del recinto y talento en el estado del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), dice sincera ni le pusieron trabas ni la colocaron entre algodones por el sólo hecho de ser mujer.

“Para él yo era un luchador más, me decía, 'cárgate a ése y lo proyectas'; a ellos (los compañeros) también les decía lo mismo y esa exigencia me ayudó muchísimo; me daba miedo al principio, pero hoy lo agradezco porque todo eso me dio tablas”, cuenta.

“En cuanto a los compañeros hay de todo como en la vida. Hay quien te dice en qué puedes mejorar; en otros sí hay machismo porque por el sólo hecho de ser hombres creen que lo saben todo, se creen mejores cuando hay luchadoras que les dan la vuelta”, agrega.

Todo esto tras enamorarse en casa de la lucha gracias a su abuelita, quien veía en televisión las funciones de la AAA o el CMLL y luego de informarle a su señora madre sus deseos de convertirs­e en una amazona, quien primero no le creyó, pero después debió de acostumbra­rse a sus “gustos raros”.

SIN HEREDERA ESTÁ BIEN

Si bien Lady Metal no enfrentó una férrea resistenci­a ni en casa ni en el ring por ser parte de un mundo donde se sentía o siente plena; sí le prohibiría a su hija seguir sus pasos. Menos mal la heredera de la técnica cuenta con tres años; pero todo apunta un día la nena le sacará canas verdes a mamá.

“Sólo uno y sólo uno sabe lo demandante de todo esto. No te das cuenta hasta que lo experiment­as, no es cualquier cosa,

pues te juegas mucho porque un mal golpe o una mala caída te termina la carrera en el mejor de los casos”, comparte.

“A mi hija me la llevo a las funciones, me echa porras y luego me grita en contra. Le gusta, pero no la voy a dejar ser parte de esto”.

Aunque tal vez su visión cambie, aún hay tiempo, pues probableme­nte un día su hija le dé los mismos motivos que le llevaron a ella a regresar al encordado luego de convertirs­e en mamá y a sabiendas de qué se juega cada que sube al encordado: hacerse de un nombre y ser vista por una gran empresa.

“A mí me ganó la espinita de regresar a luchar; me ganó el sueño de llegar a una gran empresa y ésa para mí es el CMLL. Tengo 23 años y sé que tengo todavía cosas que aprender; pero también mucho por dar”, sentencia.

"Me gusta ser ruda, porque si la gente se mete contigo es señal que lo haces bien"

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/ ALLAND JHONNATHAN Adeli, nombre real de Lady Metal, es luchadora independie­nte para tener tiempo de estar con su hija y seguir en Lucha Libre
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PLATA / PAOLA Lady Metal es una realidad de la Lucha Libre Femenil de Puebla

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