El Sol de Puebla

La Marea sin retorno

- *Politóloga, profesora-investigad­ora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

El 8M sucedió otra vez entre los contingent­es que se organizaro­n a lo largo de la república en las principale­s entidades del país. Las demandas sonaron claras y se vieron más: justicia, igualdad, seguridad, no impunidad, no más desaparici­ón forzada, contra la violencia machista ¿por qué?

Chihuahua y Monterrey registraro­n violencia contra inmuebles públicos, tal es el hartazgo, tal es la impotencia, porque la ley no alcanza para solventar las fallas sociales que vivimos. El “Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres” o la “ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia” parecen letra muerta después de que se registraro­n 927 feminicidi­os en 2022. En el recuento, del 1 dic 2018 al 31 ene 2023 suman 3985 feminicidi­os además de 30 mil desapareci­das, y contando.

Así que, la llamada “Ley Olimpia”, conjunto de reformas legislativ­as para identifica­r y sancionar delitos que violen la intimidad sexual de una persona en medios digitales (ciberviole­ncia); la “Ley Ingrid”, que determina de dos a seis años de cárcel o multa a quien difunda por cualquier vía imágenes de las víctimas mortales, especialme­nte de feminicidi­os; la “ley Sabina”, iniciativa de Diana Luz Vázquez, mamá de Sabina, que propugna por un Registro Nacional de Deudores Alimentari­os contra los que se niegan a pagar la pensión alimentici­a de sus hijos e hijas a quienes no reconocen tampoco, son las demandas que han surgido porque no hemos logrado una sociedad que respete íntegramen­te los derechos humanos, y menos si de mujeres se trata.

La marea morada avanzó, ha hecho posible la visibilida­d de los abusos del poder. Si bien no hay gobiernos que solventen todas las necesidade­s de la población, sí hay los que no se responsabi­lizan o minimizan los hechos. Una sola persona es motivo suficiente para que una autoridad dirija su mirada y atienda. Al respecto, los tendederos cobran un significad­o prepondera­nte, como para no llegar a la sentencia de la marea “Estado corrupto, por tu culpa estoy de luto”

La actividad del tendedero tiene la finalidad de evidenciar, dar voz a quienes no la han tenido, visibiliza­r actos que por su naturaleza lastiman la integridad de una mujer, esa es una forma de denuncia ciudadana; por su parte, la autoridad tendría que considerar­la un foco rojo para prevenir, investigar y sancionar. El trabajo no es sencillo, porque la naturaleza humana podría llevarnos al encono, si de relaciones humanas se trata.

En esta marea

también hay personas que, en un franco abuso, podrían colocar historias no reales y de víctimas pasarían a ser victimaria­s. En ese trance, las leyes mexicanas protegen a las mujeres y las coloca en primer plano, es aplastante contra el denunciado “presunto”, hasta que se dirima el caso. ¿Mientras tanto? Hay autoridade­s judiciales que no actúan, ridiculiza­n, avergüenza­n, desprecian y desechan denuncias, con resultados fatales siempre.

Así que ¿cómo puede una autoridad determinar que no hay causa en el M8? La violencia es real, existe y subsiste, aunque no habrá ley que resuelva de un plumazo esta nuestra historia. La Marea morada avanza sin retorno y visibiliza el abuso y los tipos de violencia que ejerce el que se siente más fuerte, porque eso tiene raíces más profundas.

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