La Marea sin retorno
El 8M sucedió otra vez entre los contingentes que se organizaron a lo largo de la república en las principales entidades del país. Las demandas sonaron claras y se vieron más: justicia, igualdad, seguridad, no impunidad, no más desaparición forzada, contra la violencia machista ¿por qué?
Chihuahua y Monterrey registraron violencia contra inmuebles públicos, tal es el hartazgo, tal es la impotencia, porque la ley no alcanza para solventar las fallas sociales que vivimos. El “Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres” o la “ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia” parecen letra muerta después de que se registraron 927 feminicidios en 2022. En el recuento, del 1 dic 2018 al 31 ene 2023 suman 3985 feminicidios además de 30 mil desaparecidas, y contando.
Así que, la llamada “Ley Olimpia”, conjunto de reformas legislativas para identificar y sancionar delitos que violen la intimidad sexual de una persona en medios digitales (ciberviolencia); la “Ley Ingrid”, que determina de dos a seis años de cárcel o multa a quien difunda por cualquier vía imágenes de las víctimas mortales, especialmente de feminicidios; la “ley Sabina”, iniciativa de Diana Luz Vázquez, mamá de Sabina, que propugna por un Registro Nacional de Deudores Alimentarios contra los que se niegan a pagar la pensión alimenticia de sus hijos e hijas a quienes no reconocen tampoco, son las demandas que han surgido porque no hemos logrado una sociedad que respete íntegramente los derechos humanos, y menos si de mujeres se trata.
La marea morada avanzó, ha hecho posible la visibilidad de los abusos del poder. Si bien no hay gobiernos que solventen todas las necesidades de la población, sí hay los que no se responsabilizan o minimizan los hechos. Una sola persona es motivo suficiente para que una autoridad dirija su mirada y atienda. Al respecto, los tendederos cobran un significado preponderante, como para no llegar a la sentencia de la marea “Estado corrupto, por tu culpa estoy de luto”
La actividad del tendedero tiene la finalidad de evidenciar, dar voz a quienes no la han tenido, visibilizar actos que por su naturaleza lastiman la integridad de una mujer, esa es una forma de denuncia ciudadana; por su parte, la autoridad tendría que considerarla un foco rojo para prevenir, investigar y sancionar. El trabajo no es sencillo, porque la naturaleza humana podría llevarnos al encono, si de relaciones humanas se trata.
En esta marea
también hay personas que, en un franco abuso, podrían colocar historias no reales y de víctimas pasarían a ser victimarias. En ese trance, las leyes mexicanas protegen a las mujeres y las coloca en primer plano, es aplastante contra el denunciado “presunto”, hasta que se dirima el caso. ¿Mientras tanto? Hay autoridades judiciales que no actúan, ridiculizan, avergüenzan, desprecian y desechan denuncias, con resultados fatales siempre.
Así que ¿cómo puede una autoridad determinar que no hay causa en el M8? La violencia es real, existe y subsiste, aunque no habrá ley que resuelva de un plumazo esta nuestra historia. La Marea morada avanza sin retorno y visibiliza el abuso y los tipos de violencia que ejerce el que se siente más fuerte, porque eso tiene raíces más profundas.