Se quedan con las ganancias
En Sinaloa, más de 17 mil pequeños agricultores son afectados por una red de intermediarios
CULIACÁN. La falta de políticas y un marco regulatorio para la comercialización de la producción agrícola deja a los campesinos en la incertidumbre sobre el precio de venta de la cosecha y expuestos a intermediarios —mejor conocidos como coyotes—, quienes compran barato a productores desesperados para luego vender caro el maíz o trigo a empresas, práctica que no es sancionada porque no es ilegal, pero sí desleal.
En Sinaloa hay casi 27 mil productores agrícolas, 22 mil dedicados a la siembra del maíz, de los cuales casi 80 por ciento —17 mil productores— son agricultores pequeños o medianos que requieren de créditos para sembrar las parcelas.
Estos financiamientos o créditos son otorgados por las empresas graneleras —dedicadas al almacenamiento, transformación y distribución de granos— con intereses muy altos y con la garantía de que al final el productor les
PUGNAN POR un precio base que los blinde para no tener que vender a a un precio más bajo
entregará sus cosechas a un precio menor que el del valor de mercado. Esto es lo que en la industria agrícola se conoce como coyotaje.
Además, al descontarles a los productores el monto del crédito que se les otorgó más los intereses, éstos terminan quedando “tablas”, reduciendo el papel del agricultor a un empleado, sin sueldo ni prestaciones, de las empresas graneleras.
Aquellos productores que adquieren créditos en instituciones bancarias legalmente establecidas y en condiciones más favorables, corren el riesgo de caer con los coyotes pues necesitan vender rápido.
Los agricultores iniciaron el 8 de mayo con protestas y en esta semana esperan dialogar con la Segob para exigir un precio de siete mil pesos por tonelada de maíz y ocho mil pesos por tonelada de trigo.