El Sol de Puebla

60 por ciento de alcaldes buscará la reelección

- Javier Arellano cupula99@yahoo.com

Seguimos abordando los retos de la próxima administra­ción estatal. Ya tratamos el tema de la creciente criminalid­ad en la Zona Metropolit­ana de Puebla (ZMP). Como hemos visto la espiral de violencia no se contiene.

Hoy vamos con un tema político. La descomposi­ción en el interior del estado comenzó cuando algunos dirigentes buscaban “candidatos con solvencia moral y económica”. Por supuesto solo les interesaba revisar la cartera de los suspirante­s.

Durante años se dio una salvaje, una bestial venta de candidatur­as que le abrió la puerta a grupos delictivos que operan en diferentes partes del estado.

Es menester acotar que hace 15 años los hampones solo se dedicaban a la compra venta de mercancía robada en carreteras. Apenas estaban en los primeros escalones.

El verdadero ‘boom’ criminal llegó con el morenovall­ismo. Ahí con Víctor Carrancá Bourget y Facundo Rosas como “autoridade­s” se desbordó la industria del huachicol. A la par se desataron el robo a transporte de carga, los asaltos en carretera e incluso un delito que no se veía desde tiempos de la Revolución, el asalto a trenes de carga.

Pero lo más delicado, comenzaron a registrars­e homicidios y numerosos casos de personas desapareci­das.

A la llegada de la 4T se tomaron medidas que lograron contener las redes de huachicole­ros, pero inició la ola del “cristal”, una poderosa droga que se vende en el 100 por ciento de los municipios poblanos. Se oferta desde los antros de San Andrés Cholula hasta San Miguel Eloxochitl­án en la Sierra Negra.

Las siguientes palabras fueron cuidadosam­ente medidas: el 100 por ciento de los 217 alcaldes poblanos saben quiénes y dónde venden el enervante.

En algunos casos solo se trata de la informació­n; los datos que llevan algunos mandos policiacos, pero en otros son auténticos contuberni­os y complicida­des. Presidente­s municipale­s que cohabitan con grupos de narcomenud­istas; cobrando cuotas y favores entre ambos.

El siguiente dato también fue sopesado. En los próximos días y semanas, por lo menos el 60 por ciento de los alcaldes buscará la reelección. Por supuesto no se trata de una vocación de servicio y entrega. Lo que quieren son otros tres años de vacas gordas y negocios bajo la mesa.

De 2018 a la fecha la Auditoría Superior del Estado (ASE) ha pasado por diferentes momentos de convulsión, de conmoción. Esto provocó que la revisión de las finanzas municipale­s sea parcial, limitada y en muchas ocasiones sesgada y tendencios­a.

Los ediles han utilizado esa agitación para hacer lo que quieren en sus municipios. Contratos a modo y compras a empresas fantasma son la constante.

Hoy vamos con un tema político. La descomposi­ción en el interior del estado comenzó cuando algunos dirigentes buscaban “candidatos con solvencia moral y económica”.

En Cúpula vemos alcaldes que en el día hacen enormes negocios con empresario­s amigos; entregan fuertes cantidades para obra pública en licitacion­es falsas y amañadas; hacen adquisicio­nes con precios inflados en decenas de millones de pesos.

Y por las noches reciben el sobre que envía el grupo criminal de su zona: “Jefe aquí está la cuota del mes. La venta bajó un poco porque esos de la Guardia Nacional nos robaron una camioneta con mercancía”.

Quienes conocen el interior del estado lo saben. Estamos ante una generación de alcaldes corruptos y criminales. El resultado son municipios que viven bajo un colapso generaliza­do; en la anarquía e ingobernab­ilidad.

Solamente se sostienen por la inercia que les proporcion­a el presupuest­o. Pero todos esos municipios son polvorines a punto de explotar.

Tolerar o cerrar la puerta a esos ediles es otro reto para la próxima administra­ción estatal.

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