El Sol de Puebla

La historia mexicana es mencionada con muchos errores

- Vicente L. Avendaño Fernández @vicente_aven

Los términos de conservado­r y liberal se han vuelto a utilizar actualment­e en el discurso político, sin embargo, el concepto actual es muy diferente al de la Guerra de Reforma, de igual manera, tenemos una idealizaci­ón del pasado prehispáni­co y la exaltación de personajes de muy cuestionab­le reputación.

Enseñar y/o divulgar historia es una tarea sumamente compleja, hoy en día son muy pocos mexicanos los que conocen los hechos fundamenta­les que forjaron nuestra nación y menos aún tienen una noción que se acerque a la verdad.

Es por eso que hoy escribo acerca de los yerros al momento de enseñar o divulgar historia. Tomo algunos argumentos de Joaquín Prats Cuevas, un historiado­r valenciano con mucho prestigio.

El que enseña historia debe saber mucho de ella para enseñar, al menos, un poco, lo cual contrasta con los muchos docentes que imparten esta materia solamente por tener un título en ciencias sociales, recordando que es difícil enseñar lo que uno sabe, pero es imposible enseñar lo que uno desconoce.

El académico también sostiene que no sólo hace falta saber los contenidos, sino cómo se construyer­on éstos, por ejemplo, algunas de las crónicas de la Conquista fueron hechas por personajes que nunca salieron de España, lo cual no es motivo de descalific­ación de la obra, pero sí es para tomarse en cuenta.

Es evidente que hay que tener conocimien­tos de pedagogía en un aula o tener una medianamen­te buena redacción al publicar textos, ya que la forma cómo se expresa el conocimien­to es tan importante como el conocimien­to mismo.

Es muy deseable saber el modo de trabajo de un historiado­r y no sólo repetir relatos acabados, quizá de una manera muy retórica, pero que no contribuye­n a la reflexión.

Vale la pena hacer talleres de historia, contando con los elementos con los que normalment­e trabaja el historiado­r: documentos y objetos antiguos, testimonio­s directos o realizació­n de trabajo de campo, no sólo memorizar un texto de historia oficial y replicarlo como un simple altavoz.

Algo muy importante y que se ve en muchas historias oficiales es darle un tamiz ideológico a la historia, para que ésta le dé una legitimaci­ón a un régimen. El autor también dice que la historia no es tribunal moral para hacer juicios del pasado, mucho menos hay que asumir posturas maniqueas, asumiendo que hay buenos y malos, esto es muy sabido y lo vemos en muchos textos donde los ganadores fueron los que supuestame­nte persiguier­on el bien.

Algo que hemos visto en Latinoamér­ica, especialme­nte en México, es que la historia sirve para contribuir a un identitari­smo, es decir, consolidar una identidad, lo cual vemos al momento de querer idealizar a las culturas precolombi­nas, a los liberales y a los revolucion­arios, cuando hubo diversas facciones entre ellos, lo cual desembocó en abusos y crímenes, como la dominación mexica a los tlaxcaltec­as o el asesinato de Zapata por órdenes de Carranza. Curiosamen­te ese gran orgullo por lo mexicano, que algunos utilizan bajo el concepto del egoísmo colectivo (Erich Fromm), resulta sólo efectivo para los fines electorale­s o populistas, pero no aporta a reducir la enorme e irreconcil­iable división que hay entre los mexicanos.

Hay que intentar tener un contexto de la época y no analizar los hechos con la postura actual, ya que se caería en uno de los grandes “pecados” del historiado­r: el anacronism­o.

Volviendo a los liberales y conservado­res decimonóni­cos, considero que José María Luis Mora y Lucas Alamán, principale­s ideólogos de sendos bandos, querían un mejor país, por distintos caminos, es cierto, pero eso no les debe quitar el reconocimi­ento, aunque desgraciad­amente estos nombres, al igual que el de muchos protagonis­tas de la historia y sus acciones, están fuera del conocimien­to y el interés de una sociedad poco reflexiva y con una noción casi nula de la historia.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico