Unidad nacional, el rumbo de México
El enorme flujo de información que nos llega, por los diversos medios de comunicación y las redes sociales; deberían ser un valioso instrumento para potenciar la unidad nacional y decir no a la creciente polarización.
Para atemperarla, se requiere de la unidad nacional; siendo la unidad nacional el concepto que deba articular o conjuntar valores, convicciones y contenidos, los cuales son jurídicos, políticos, ideológicos, éticos, culturales, como formas específicas de expresión que tienen como centro de gravedad, anhelos y motivaciones de la ciudadanía y, consensuar el modelo futuro de país.
Contrario a lo que, en campaña electoral, el presidente Obrador planteaba una propuesta de gobierno con acciones que emprendería a partir de su Mandato Constitucional, hoy la realidad es totalmente diferente.
La fortaleza de cualquier gobierno está sustentada en sus actos, al tiempo de brindar atención y trato humano a toda demanda ciudadana; pues la pérdida de legitimidad y confianza ante cualquier eventualidad lo único que provoca es desconfianza.
La pérdida de confianza mina la base social e institucional, pierde eficacia; cuando ello acontece, algunos gobiernos deciden instrumentar acciones espectaculares, las cuales a través del tiempo terminan generando mayor desconfianza en la sociedad y, ante la falta de credibilidad, cualquier acontecimiento o acción pública termina siendo objeto de burla.
Escenario que debe servirnos para reflexionar y evitar la polarización tanto política como social, de no hacerlo, se seguirá alimentando el divisionismo e inevitablemente incrementará la violencia en todas sus modalidades. La consecuencia de no frenar esta polarización es que esta venga precedida de la degradación social. La sociedad mexicana debe recuperar confianza para poder enfrentar esta la inevitable crisis; al tiempo de reconstruir a una nación que continúa fracturada por la desigualdad, la violencia y ahora también por las diferencias entre las entidades federativas y el gobierno central.
Esta incertidumbre ha provocado enojo y división en gran parte de la sociedad, lo cual ahonda más la polarización, razón por la cual debemos trabajar de manera conjunta todos los actores sociales económicos y políticos, para rediseñar el futuro del país.
Independientemente de la narrativa que plantea el presidente López Obrador, en sus expresiones, deja entrever el peligro ante el desgaste de su gobierno y, de la confrontación con empresarios, gobernadores, etc. situación que genera división, incertidumbre y confusión, ante un escenario donde lo que se debe de hacer, es mandar mensajes de aliento, cooperación y de colaboración.
La tarea debe centrarse en unir a la sociedad y tender puentes de comunicación claros y objetivos con todos los actores políticos, restablecer el diálogo e interlocución; y que las decisiones políticas se den sin matices dogmáticos.
Al iniciar el presente gobierno estaba latente la esperanza de reconciliar a una gran parte de la sociedad que ha sido agraviada por décadas. De ahí la prioridad de haber establecimiento políticas públicas que orientaran el rumbo del país, la coordinación con los gobiernos de los estados eliminaría la incertidumbre en la que se encuentra una gran parte de la clase media. Lamentablemente esta situación no estaba considerada en la agenda del gobierno federal.
Lo ideal es que el gobierno se hubiese centrado en establecer puentes de comunicación, determinar acciones precisas para lograr la unidad y no apostar por la polarización, lamentablemente esta forma de ejercer el mandato presidencial nos llevó a una situación de crisis social que como señalan los expertos: