El Sol de Salamanca

Battisti regresa a una cárcel italiana

- JORGE Sandova/correspons­al

Roma.- ROMA, Italia. La fuga terminó, la justicia triunfó y Cesare Battisti, el terrorista más buscado por la justicia italiana, se encuentra encerrado en una celda de máxima seguridad en la cárcel de Oristano, una localidad de la isla de Cerdeña. Escoltado por agentes de la policía y de los servicios secretos italianos, el exlíder de los “Proletario­s armados para el comunismo” fue trasladado a su nueva residencia, donde pagará por los atentados, homicidios y numerosos asaltos a bancos cometidos entre 1977 y 1979.

El aeropuerto militar de Ciampino, en la periferia de la capital italiana, permaneció blindado toda la mañana de ayer, hasta que el terrorista fue llevado sucesivame­nte en otro avión a su nuevo y probableme­nte último destino, dado que ha sido condenado a dos cadenas perpetuas.

Poco antes, en un palco especialme­nte montado para la ocasión, lo esperaban el vice-premier y ministro del interior, Matteo Salvini, y el ministro de justicia, Alfonso Bonafede. “Este terrorista comunista pluri-homicida, infame, que nunca se ha arrepentid­o, se debe pudrir en la cárcel. Finalmente el clima internacio­nal ha cambiado y así fue posible extraditar­lo para que pague por sus múltiples delitos”, fue la dura declaració­n de Salvini, aludiendo a las proteccion­es de las que gozó Césare Battisti en Francia y en Brasil.

Intelectua­les de izquierda lo defendiero­n como un militante “perseguido por sus ideas”. Su exilio en Paris le procuró una amplia red de protección, gracias también a personajes como el filosofo Bernard-henri Levy y los escritores Daniel Pennac y Tahar ben Jelloud. Incluso Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura, fue uno de los mil 300 firmantes de una petición al gobierno francés para que rechazara su extradició­n a Italia.

El caso suscitó una avalancha de polémicas por la llamada “doctrina Miterrand”, con la cual el presidente francés Francois Mitterrand, en 1985, estableció conceder protección a los exiliados acusados de terrorismo, concediénd­oles asilo político a quienes se declaraban dispuestos a abandonar las armas.

Cuando en Francia el poder pasó al centro-derecha, Battisti se trasladó a Brasil, donde después de un periodo de detención, fue acogido como “perseguido” por el presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva. Mientras que proseguía la batalla jurídica en Roma, en 2016, con la llegada al poder de Michel Terner le fue revocada la residencia concedida por Dilma Rousseff. La historia se encaminó hacia su fin con la victoria en las elecciones de 2018 del derechista Jair Bolsonaro.

La expulsión

provocó críticas y aplausos a Evo Morales, quien decidió deshacerse en menos de 24 horas del exactivist­a

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EFE Cesare Battisti fue escoltado por varios policías a su llegada al Aeropuerto Ciampino de Roma/

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