Battisti regresa a una cárcel italiana
Roma.- ROMA, Italia. La fuga terminó, la justicia triunfó y Cesare Battisti, el terrorista más buscado por la justicia italiana, se encuentra encerrado en una celda de máxima seguridad en la cárcel de Oristano, una localidad de la isla de Cerdeña. Escoltado por agentes de la policía y de los servicios secretos italianos, el exlíder de los “Proletarios armados para el comunismo” fue trasladado a su nueva residencia, donde pagará por los atentados, homicidios y numerosos asaltos a bancos cometidos entre 1977 y 1979.
El aeropuerto militar de Ciampino, en la periferia de la capital italiana, permaneció blindado toda la mañana de ayer, hasta que el terrorista fue llevado sucesivamente en otro avión a su nuevo y probablemente último destino, dado que ha sido condenado a dos cadenas perpetuas.
Poco antes, en un palco especialmente montado para la ocasión, lo esperaban el vice-premier y ministro del interior, Matteo Salvini, y el ministro de justicia, Alfonso Bonafede. “Este terrorista comunista pluri-homicida, infame, que nunca se ha arrepentido, se debe pudrir en la cárcel. Finalmente el clima internacional ha cambiado y así fue posible extraditarlo para que pague por sus múltiples delitos”, fue la dura declaración de Salvini, aludiendo a las protecciones de las que gozó Césare Battisti en Francia y en Brasil.
Intelectuales de izquierda lo defendieron como un militante “perseguido por sus ideas”. Su exilio en Paris le procuró una amplia red de protección, gracias también a personajes como el filosofo Bernard-henri Levy y los escritores Daniel Pennac y Tahar ben Jelloud. Incluso Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura, fue uno de los mil 300 firmantes de una petición al gobierno francés para que rechazara su extradición a Italia.
El caso suscitó una avalancha de polémicas por la llamada “doctrina Miterrand”, con la cual el presidente francés Francois Mitterrand, en 1985, estableció conceder protección a los exiliados acusados de terrorismo, concediéndoles asilo político a quienes se declaraban dispuestos a abandonar las armas.
Cuando en Francia el poder pasó al centro-derecha, Battisti se trasladó a Brasil, donde después de un periodo de detención, fue acogido como “perseguido” por el presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva. Mientras que proseguía la batalla jurídica en Roma, en 2016, con la llegada al poder de Michel Terner le fue revocada la residencia concedida por Dilma Rousseff. La historia se encaminó hacia su fin con la victoria en las elecciones de 2018 del derechista Jair Bolsonaro.
La expulsión
provocó críticas y aplausos a Evo Morales, quien decidió deshacerse en menos de 24 horas del exactivista