POBREZA Y VIOLENCIA
LOS GOBIERNOS
centroamericanos no han atacado las causas estructurales y sólo se han dedicado a beneficiarse de programas hacer lo que quería Estados Unidos: militares deteniendo a la gente, con la frontera cerrada, para evitar que salieran”, explica el experto.
Para Bukele, en El Salvador, el panorama no es mejor, ya que la nación centroamericana aceptó, desde 2019, un acuerdo con Washington para que migrantes salvadoreños demandantes de asilo en EU sean transferidos de regreso a su país pese al peligro que corren en él.
Por su parte, México presentó a mediados de 2019 el llamado Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, elaborado junto al brazo de la ONU para el desarrollo en la región (la Cepal) y que pretende impulsar inversiones millonarias para generar empleo y bienestar para combatir las causas de la migración. El plan, sin embargo, no prosperó con la administración de Donald Trump que nunca completó los 10 mil millones de dólares que prometió para impulsar a Centroamérica. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador busca ahora reimpulsar este acuerdo con el gobierno de Joe Biden, quien ha condicionado
aceptó en 2019, un acuerdo con Washington para que los migrantes salvadoreños demandantes de asilo en EU sean transferidos de regreso a su país
la ayuda económica al combate a la corrupción en la región.
Entre tanto, México también ha accedido a reforzar su frontera sur con el envío de más militares, además de imponer medidas sanitarias con las que ha cerrado, prácticamente su frontera con Guatemala a los migrantes.
Pablo Pérez Akaki, investigador de la Fundación Pablo Landsmanas, critica lo que considera la “criminalización” de la migración y la respuesta de militarizar las fronteras para impedir el paso de los migrantes, en detrimento de medidas que combatan las causas de esa migración, como la miseria, la violencia que desangra al Triángulo Norte, la falta de oportunidades para los más jóvenes y la falta de acceso a servicios básicos de calidad.
“La solución al problema migratorio tiene que venir de un proceso interno de las sociedades para lo que se requiere una estructura que se debe ir creando paralelamente con recursos y con una permanencia institucional de largo de plazo, externa, de agencias de desarrollo interesadas a trabajar a largo plazo para reducir la pobreza, la violencia, la corrupción, para que la gente no opte por salir de sus lugares de origen”, afirma.
Para Aidé Mendoza, investigadora en la Universidad Anáhuac, se debe cambiar el enfoque de control migratorio en el que sólo se alienta a los migrantes a no salir de sus países y crear uno en el que se planteen oportunidades reales de regularización.
El Salvador