La élite peruana entra en pánico por Castillo
La inminente victoria del maestro socialista causa histeria en barrios ricos de lima; hay fuga de ahorros
EL ESCRUTINIO
final dio una ventaja de 44 mil votos a Castillo, mientras la derecha radical pide anular los comicios y militares retirados llaman a al Ejército a impedir que asuma el mando
LIMA. En la capital peruana, el temor se está extendiendo entre la pequeña pero poderosa élite urbana de Lima por la posible victoria electoral de un maestro socialista poco conocido.
Pedro Castillo está a punto de ser nombrado presidente luego de una segunda vuelta ante la conservadora Keiko Fujimori. Con todos los votos contabilizados, la ventaja de Castillo sobre Fujimori es estrecha pero suficiente, aunque aunque el anuncio del ganador sigue postergándose.
Durante la campaña, Castillo se comprometió a aumentar los impuestos a la minería en el segundo mayor productor de cobre del mundo para pagar el gasto social y volver a redactar la Constitución para darle al gobierno más fuerza en el manejo de la economía. También ha insinuado una segunda reforma agraria.
Los partidarios de Fujimori están mostrado su temor por el surgimiento del “comunismo”
y avivaron viejos fantasmas de expropiaciones de tierras y un colapso de la economía al estilo venezolano. En Lima aparecieron carteles advirtiendo: “Piensa en tu futuro, no al comunismo”. No se menciona directamente a Castillo y nadie se atribuye la responsabilidad.
“El partido de Castillo se ha declarado marxista-leninista. Dice que va a cambiar la Constitución, que va a expropiar. Si lo hace ya no te debería sorprender”, dijo Alfredo Thorne, exministro de Economía.
Pero Castillo suavizó su retórica, rechazando las comparaciones con líderes izquierdistas autoritarios como el venezolano Hugo Chávez. Ha incorporado a asesores moderados, muestra un mensaje a favor del mercado y ha negado que planee nacionalizar o expropiar los ahorros.
Sin embargo, muchos en las zonas ricas de Lima, que votaron por Fujimori, todavía están temerosos.
“Todas mis amigas y amigos han sacado su plata al extranjero. No conozco nadie que no haya sacado”, dijo una abogada de Lima que forma parte de las juntas directivas de varias corporaciones y que también retiró sus fondos.
“Yo no tendría plata en Perú, ni un centavo”, agregó la abogada.
El sol peruano ha caído 8 por ciento desde que Castillo ganó sorpresivamente la primera vuelta el 11 de abril, mientras que el índice selectivo de acciones peruanas ha perdido 9 por ciento durante el mismo periodo. Los bancos y las mineras han sido los sectores más golpeados.
El miedo colectivo parece real, justificado o no. Algunas familias están dividiendo sus propiedades o poniéndolas en fideicomiso, dijo la abogada. Incluso en algunos casos retiran dinero en maletines para guardarlo en casa.
Los bancos han estado importando billetes físicos de dólares estadounidenses para atender la demanda, según dos fuentes con conocimiento del tema.
“Es una histeria”, dijo Ramiro Llona, un destacado artista que ha criticado a Fujimori, hija del detenido expresidente Alberto Fujimori. Llona dijo que el miedo y el sesgo están detrás del rechazo a Castillo, un hijo de campesinos del norte rural.
“Hay un componente de racismo que está como una especie de subtexto a ese temor”, agregó Llona. “Miedo de que una persona del Ande vaya a ganar”.
Mientras 88 por ciento de los residentes de San Isidro, el barrio más rico de la capital, votó por Fujimori, en la región andina más pobre de Perú, Huancavelica, 85 por ciento apoyó a Castillo.
El respaldo a Fujimori tiene sus raíces en dos traumas históricos: la reforma agraria y sus expropiaciones de tierra en la década de 1960 e hiperinflación en la década de 1980, ambas bajo liderazgos de gobiernos de izquierda.
“Las fortunas antiguas son las que más se mueren de miedo”, dijo un consultor que trabaja en grandes empresas en Perú.
En este contexto, la justicia evalúa un pedido fiscal para ordenar nuevamente prisión preventiva contra Keiko Fujimori por infringir la prohibición de reunirse con testigos del caso Odebrecht, mientras Perú espera que el Tribunal electoral resuelva impugnaciones y declare vencedor.
Y la tensión crece en las calles del país donde miles de partidarios de ambos los aspirantes marcharon el sábado para defender sus votos.