Pájaros de verano, la visión femenina sobre la droga en Colombia
México.- Al narrar una historia que explora el tráfico de marihuana desde su lugar de origen, con una visión femenina, la película “Pájaros de verano” rompe con el estigma impuesto a los colombianos sobre dicho tema y cómo lo perciben: una tragedia para las familias y el país.
La cinta narra la historia real de una familia indígena wayuu, liderada por “Rapayet Abuchaibe” y su suegra “Úrsula Pushaina”, quienes manejaban el tráfico de marihuana en La Guajira y que los enfrentó con las autoridades y su clan, que los acusaba de perder sus valores ancestrales.
“Rapayet” y sus seres queridos se ven involucrados en una lucha por el control del tráfico de marihuana, que, como todo negocio ilícito, termina en tragedia, pues destruye sus vidas y su cultura.
Tras una investigación profunda y la ayuda de especialistas en el mundo y cosmovisión wayuu, la directora Cristina Gallegos, junto con Ciro Guerra, buscaron retratar las historias de la época en la bonanza marimbera, “que habían estado guardadas en las memorias de las personas” de la zona de la Península de la Guajira, en Colombia sobre el lucrativo negocio de la venta de marihuana a Estados Unidos.
“Sentimos que hay un tabú social sobre el tema y que se nos impone como colombianos. Cuando te vas a revisar no encuentras más de cinco películas que hablan del narcotráfico, pero contadas desde Norteamérica”, indicó la cineasta en entrevista con Notimex.
Refirió que su propuesta es mostrar una historia distinta y única, algo que no había sido previamente contado sobre un asunto recurrente e incluso saturado que inspira muchas producciones no sólo cinematográficas, sino para televisión.
“Toda esta idea y cliché nos generaba un gran malestar como un lugar en el que no nos sentimos representados y queríamos contar qué ha significado para nosotros como colombianos esta gran tragedia nacional”, refirió.
Cristina Gallegos indicó que la idea original era hacer una película como “El Padrino”; sin embargo, a medida que se adentraron en la cultura wayuu, decidieron retratar el punto de vista de la mujer, de la madre, de la matriarca para presentar el tema de una forma diferente e innovadora.
“Es un poco de lo queríamos retratar, la familia, el dolor, el crecimiento y destrucción de esta familia y sentíamos que la película iba a generar una cosa nueva si explorábamos esa perspectiva en unas historias que siempre han sido masculinas, contadas por hombres”, comentó.
Aunque desde hace tiempo se percibe una repetición de historias narradas, consideró que en América Latina, particularmente Colombia, hay una veta enorme de historias por contar, como en este caso en el que exploran el mundo y el universo femenino, “de lo intuitivo, de lo irracional y lo espiritual”.
CRISTINA GALLEGOS DIRECTORA DE CINE
Sentimos que hay un tabú social sobre el tema y que se nos impone como colombianos. Cuando te vas a revisar no encuentras más de cinco películas que hablan del narcotráfico, pero contadas desde Norteamérica”.