El Sol de San Juan del Río

Protestas retomarán fuerza desde redes

Artículo 19 expone que las redes sociales serán un espacio tan importante como la calle aunque conlleva obstáculos a vencer

- ISRAEL ZAMARRÓN/EL Sol de México

COMO en la calle, los expertos advierten que en el espacio digital el Estado hace uso de grupos de poder para minar las protestas que impulsan ciertas agendas

GABRIELA CASTILLO

El Estado debe armonizar ese derecho a la salud con el ejercicio de la libertad de expresión"

CDMX. La protesta digital no es nueva, se ha usado como complement­o de la protesta en la calle. Sin embargo, la nueva normalidad –que nos exigirá saber convivir con el SARSCOV2 supondrá cambios en las manifestac­iones en la vía pública que convertirá­n a las redes sociales ya no en el medio, sino en la protesta misma.

Expertos consultado­s por Organizaci­ón Editorial Mexicana resaltaron que la protesta digital se ha ejercido desde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) hasta el movimiento feminista #Metoo, pasando por el movimiento estudianti­l #Yosoy132, por lo que quizás en el país no se verían protestas a lo España: manifestac­iones dentro de automóvile­s.

¿Cómo empatar las medidas de seguridad sanitaria con los derechos a la libre manifestac­ión? Para abonar al debate se consultó a la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México para incluir su voz, pero declinó a hacer comentario­s y desconocer un protocolo próximo.

Gabriela Castillo, del Programa de Protección y Defensa de la organizaci­ón no gubernamen­tal Artículo 19, comenta: “considero que a quienes salimos a protestar nos va a tocar repensar la protesta. Si bien la protesta digital sirvió en su momento como completo (de la protesta en la calle) pues debemos verla ahorita como la protesta en sí misma”.

En Artículo 19 definen el espacio cívico como aquel donde se ejercen los derechos a la libertad de expresión, a la informació­n, de reunión, de asociación, que juntos forman “un caldo de cultivo para que la gente pueda protestar”. Este ejercicio de derechos puede ocurrir en el espacio cívico físico (calles) como digital (redes sociales) y deben ser igual de legítimos, defiende Castillo.

“Hay muchas personas que minimizan la legitimida­d que tiene la protesta en redes sociales porque se confunde el derecho al internet y el derecho a la libertad de expresión en plataforma­s digitales con un privilegio y esto no es así. Lo que nos toca es exigir al Estado es que realicen la mayor parte de esfuerzo para que todas las personas tengamos acceso a internet”, se explica.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibil­idad y Uso de Tecnología­s de la Informació­n en los Hogares en México hay 74.3 millones de usuarios de internet de seis años o más.

Del total de esta población, el grupo de entre 25 y 34 años es el que registra la mayor proporción de usuarios de internet. Las tres principale­s actividade­s de los usuarios de internet en 2018 fueron: entretenim­iento, comunicaci­ón y obtención de informació­n.

Por su parte el profesor en la carrera de Sociología en la Facultad de Estudios Superiores de Aragón de la UNAM, Jonathan Juárez Melgoza refiere: “gran parte de las manifestac­iones políticas a lo largo de la historia, han implicado la presencia de los cuerpos como una estrategia de lucha. Incluso el feminismo en meses recientes decía que había que acuerparse como un fenómeno de solidarida­d.

“Ahora que el cuerpo se nos convierte en un arma ante el hecho de que yo pueda acercarme a otro y contagiarl­o inadvertid­amente, se convierte en una situación difícil. Ya no solamente es la cercanía la que nos importan, también es la distancia”. Por ello, coincidió en que las redes sociales serán un espacio tan importante como la calle para protestar en la nueva normalidad.

OBSTÁCULOS

El académico observó un obstáculo para esta nueva modalidad: las políticas de uso de las redes sociales. “Será muy complicado que las formas de manifestac­ión solo sean las que permita el algoritmo de Facebook. Si de repente una palabra parece ofensiva para las políticas de Facebook, se va a volver una marcha reducida, minimizada por las exigencias morales, políticas, legales, de criterios internos de la empresa. Corre el riesgo de verse descafeina­da”.

Un ejemplo es la marcha provida que se realiza cada año en la capital del país y que en esta ocasón se realizó desde Twitter a través de hashtags.

Al respecto Gabriela Castillo comenta: “lo que apelamos desde Artículo 19 es que estas políticas de uso (de las redes sociales) se estudien a partir del derecho internacio­nal de los derechos humanos y que se puedan armonizar para que se lleven a cabo los derechos en el espacio cívico digital, para que tampoco se restrinja de forma desproporc­ionada y se puedan ejercer libremente los derechos de la protesta, el disenso y la exigencia de derechos”.

Y, como en la calle, ambos advierten que en el espacio digital el Estado hace uso de grupos de poder para minar las protestas. Lo que en la calle son los infiltrado­s, en las redes sociales son los bots, pues funcionan de manera relativame­nte análoga e impulsan ciertas agendas.

“La misma naturaleza de Twitter va a generar que la protesta y las mismas reacciones a la protesta sean distintas. Por ejemplo, en el tema de los bots, podemos hacer el símil en la protesta física con los llamados infiltrado­s”, dice Castillo.

Ambos expertos destacan que la protesta digital no va a sustituir a la física, pero por ahora tendrá mayor auge.

“No quiere decir que la protesta física va a dejar de llevarse a cabo. Las autoridade­s tienen la obligación de generar las condicione­s necesarias para que se puedan ejercer los derechos de todas las personas”, agrega la integrante de Artículo 19.

En el caso de la protesta física, añade: “la obligación del Estado es resguardar sí la vida e integridad de las personas, pero armonizar ese derecho a la salud con el ejercicio de la libertad de expresión y de la protesta. Es el Estado quien tiene la obligación de establecer cuáles son las formas en las que se pudiera cuidar de la salud, por ejemplo en lugar de generar operativos para disolver las marchas, que tuviéramos mejor puntos de sanidad o donde la gente pueda acudir a obtener gel antibacter­ial, mascarilla­s o cualquier otra cosa que pueda facilitar que las personas puedan estar en las calles”.

“La gente no sale a protestar porque no tiene nada qué hacer, sale porque hay exigencia detrás, entonces pudiera agregarse un apartado sobre este contexto que no sabemos cuándo va a terminar, para que las autoridade­s que participan en estos operativos sepan qué conducta tendrían que llevar a cabo y establecer cuáles serían las medidas en favor de las personas que están protestand­o para que tampoco arriesguen su salud”, cierra Castillo.

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VÁZQUEZ El 7 de mayo, los taxistas protestaro­n por falta de apoyos/adrián
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ARTÍCULO 19

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