Venezolanos, en la incertidumbre
En Matamoros los albergues están saturados y la inseguridad los acecha; algunos laboran en los cruces de avenidas limpiando parabrisas
MATAMOROS. Venezolanos luchan por subsistir en regiones de la frontera norte de México luego de un mes de que Estados Unidos implementara su nueva política para controlar la migración de ese país con el retorno de miles de sudamericanos.
En Matamoros, Tamaulipas, los albergues están rebasados y, además, la inseguridad acecha a los venezolanos cuando se van a trabajar mientras esperan una respuesta favorable a su petición de asilo.
Por esa ciudad fronteriza deambulan grupos de migrantes que buscan asesoría legal y apoyos en las distintas asociaciones, cargando consigo lo que para ellos fue una injusticia por parte del Gobierno estadounidense que empezó a expulsarlos antes de que entrara en vigor el decreto.
"Fue algo injusto porque expulsaron a muchas mujeres, si somos las más débiles en el sentido que no podemos estar solas en México porque es muy peligroso y la inseguridad aquí es horrible. Nos agarraron de imprevisto y es algo muy injusto", declaró la migrante venezolana Diana Carolina Rodríguez Medori.
Con 19 años, la originaria de Zaraza, Venezuela, fue parte de los primeros grupos que las autoridades estadounidenses deportaron a México para que esperaran mientras se le da solución a sus casos.
El pasado 12 de octubre, Estados Unidos anunció 24 mil visas humanitarias para venezolanos que llegaran por avión y que tengan un patrocinador, pero a la par, ordenó la expulsión inmediata de quienes lleguen por la frontera con México.
La joven, a quien le gusta grabar videos para publicarlos en la plataforma Tiktok, almacenó en su teléfono móvil cada momento desde que salió de Venezuela y cruzó la selva del Darién, pasó por Centroamérica y se desplazó por México para luego pasar a territorio estadounidense donde finalmente fue devuelta por la ciudad de Piedras Negras, Coahuila.
"Cuando me expulsaron me dije: voy a subir el video de mi travesía y fue un dolor cada segundo. El video dura unos tres minutos y ni siquiera es ni uno por ciento de lo que pasé. Cada vez que veo el video lloro porque es un final muy triste", expresó Diana, quien borró la evidencia de su cuenta de manera inexplicable.
Ahora, la joven está en Matamoros junto con dos amigas que conoció en el trayecto, Génesis Machado y Yésica Alejandra Leal Linares, con quienes labora en un cruce de calles limpiando parabrisas para obtener unas monedas y pagar el alquiler, así como sus alimentos.