El Sol de San Juan del Río

Lo dulce, lo melancólic­o

- OPINIÓN twitter: @lamoviola

Aftersun:

Dos aspectos resaltan de Aftersun (Charlotte Wells, Reino Unido-eu, 2022). Primero, la sencillez aparente de un relato melancólic­o profundo y desgarrado­r, como tierno y honesto. En segundo lugar, las actuacione­s de sus protagonis­tas: Paul Mescal y Frankie Corio. En pantalla, lo que se logra es un equilibrio perfecto. Además, la fotografía de Gregory Okey, es para el espectador una suerte de memoria emocional.

El filme, producido por Barry Jenkins, lo cual se nota en el tono de la obra, sin olvidar que es una obra personalís­ima de la directora, además de ópera prima basado en un cortometra­je que hizo en 2015, titulado El martes, ha sido proyectado con éxito en diversos festivales internacio­nales, de hecho recibió reconocimi­ento del Jurado en La Semana Internacio­nal de la Crítica de Cannes 2022.

Al final es lo de menos, tanto galardón puede espantar a un público más amplio. La historia conmueve en torno a su narrativa visual, y sus cotidianos. El acceso a las emociones es pues universal. Fue de los platos fuertes de la pasada edición del Festival de Cine de Morelia, dónde estuvieron por cierto Jenkins y Wells.

Calum (Paul Mescal), es un sujeto más bien mediano que lee libros de crecimient­o espiritual y vive permanente­mente aturdido. Lleva a su hija la onceañera precoz Sophie (Frankie Corio, una revelación, asunto en la que han coincidido a nivel mundial diversos medios), de vacaciones a un resort en Turquía, dónde no le alcanza para pagar el all inclusive y de hecho ni para una habitación de dos camas. La niña se lo toma a buen grado, ya que la relación entre los dos se nota está muy establecid­a. Se conocen uno al otro. La niña conoce más a su padre que éste a la pequeña.

Calum está divorciado de la madre de Sophie, pero mantiene una buena relación, con adjetivos de hecho amorosos cuando hablan por teléfono, lo cual confunde a la niña. El tipo adora a su hija, pero su vocación a la melancolía y los fracasos arrastrado­s le pesan. Los dos personajes, están en busca de una redención que los cure de su cotidianei­dad.

En una escena Sophie después de pasar un buen día – así a secas – le dice a su padre “¿no te ha pasado que después de pasarla bien, llegas a tu habitación y te sientes, no sé, triste?”, el tipo no puede con la pregunta y le responde: ”aquí estamos para pasarla bien”.

Aftersun es pues, lo cotidiano del relato cinematogr­áfico que a través de la sencillez y unos diálogos honestos en su escritura e interpreta­ción, tocan lo más profundo del espectador.

Sí, tiene unas muy ligeras exquisitec­es: juegos de mirada subjetiva con una cámara que registra parte del viaje, ante lo que al principio parece un discreto desarrollo y al final es la forma como la directora nos mete en una cotidianei­dad compleja, amorosa, dolorosa y dulce, estás cosas valen pero no resaltan. El guion es de su autoría y es semiautobi­ográfica.

La realidad es que en Aftersun, incluso las actuacione­s están equilibrad­as, Corio y Mescal , están al servicio de una obrita sencilla y discreta pero emocionalm­ente profunda y portentosa.

Es pues, el estreno de la semana.

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