ANDRÉS NEUMAN Unacarta para el más
@djconchaytoro
Un hombre aguarda el nacimiento de su hijo. Asiste fascinado a la gestación, imagina a ese ser que vendrá a revolucionar su casa, su lenguaje, su pareja y también su propia historia familiar… A lo largo de un año memorable, el hombre narra los primeros compases de una existencia nueva: La suya como padre junto a la madre y el hijo, tres personajes de una historia universal que encuentra palabras recién nacidas”.
Así se presenta el último libro del escritor Andrés Neuman, Umbilical (2022), un título que nació como una simple carta de amor de parte de un padre primerizo hacia su hijo desde antes de conocerlo.
Y es que, como adelanta la sinopsis del mismo, “sus reflexiones sobre la experiencia de la paternidad sitúan a la masculinidad frente al milagro de la vida y su incesante relectura del presente, en una época de redefinición de los roles”.
El propio autor hispano-argentino comenta en exclusiva con que cuando decidió publicar este libro no era consciente de que en la cultura aún no existen muchas obras que partan de la figura del padre hablándole a su hijo incluso antes de su llegada al mundo.
“Desde el punto de partida (el libro) fue tan personal como el deseo de hacerle un regalo de bienvenida a nuestro hijo, porque no sé tejer y no puedo gestar, pero sí podía ir tejiendo un librito que me fuese gestando a mí como padre”, asegura.
Pero había más que eso, como comparte el autor:
“También estaba el deseo de no llegar a la paternidad tan tarde como en nuestra educación de hombres nos enseñan, porque todo conspira estructuralmente para que a los hombres nos cueste aterrizar pronto en la paternidad e involucrarnos profunda y enteramente. Y eso va mucho más allá de la biología; tiene que ver con cuestiones culturales y educacionales, pero también con cómo está construido nuestro imaginario; hay tan pocas canciones, imágenes, libros, obras de arte y discursos audiovisuales que cuenten la relación entre un padre y su criatura pequeña”.
Andrés Neuman ya no necesita una amplia presentación en el mundo de las letras. Desde hace más de dos décadas el narrador, poeta y columnista ha destacado con títulos como la novela El viajero del siglo (2009), que obtuvo todo tipo de elogios tanto en Iberoamérica como en distintos círculos anglosajones.
Baste recordar que desde 2010 fue seleccionado por la revista británica Granta entre los 22 mejores narradores jóvenes en español, por lo que no es raro que se le considere una voz digna de atender, tanto por sus cuentos como por relatos breves como los de la antología Las Cosas que No Hacemos, además de por su labor como columnista en diversos medios.
El escritor lamenta que los hombres no sólo han delegado históricamente la crianza en las mujeres, sino también la creación artística relacionada con esa experiencia
LA IMPORTANCIA DE NO LLEGAR (MÁS) TARDE
Neuman, quien a sus 46 años se considera un padre relativamente tardío, comenta que le asustaba la idea de llegar demasiado tarde a su hijo por otras razones:
“Quería encontrarme con él cuanto antes, porque además siempre me fascinó el hecho de que estamos destinados a no recordar muchos de los momentos más importantes de nuestra existencia: No recordamos haber vivido casi un año dentro de nuestra madre, no recordamos haber nacido, ni haber aprendido a caminar, ni haber aprendido, ni haber aprendido a hablar… Así que me fascinaba la idea de contarle a mi hijo todo eso que sé que no va a recordar”.
Asegura que al principio no pensaba publicar esas líneas que estaba escribiendo para su hijo, pero que cuando comenzó a compartir ese material con su círculo más cercano le llamó la atención la respuesta de los demás.
“Advertí con sorpresa una reacción muy emocionada y también de una cierta extrañeza por estar leyendo algo que me decían que casi nunca habían leído, es decir la historia de amor entre un hombre y un bebé, porque eso era más un territorio tradicional de las madres narradoras, ¿no? Yo no era para nada consciente de estar haciendo algo especial, ni nada fuera de la norma, pero me fui dando cuenta de que esa misión íntima tenía una resonancias colectivas y hasta políticas de las que yo en un primer momento no había sido tan consciente. Y entonces ya empecé a considerar la posibilidad de que a lo mejor me había salido fatalmente un libro, lo cual no era tan de extrañar porque en realidad no sé hacer otra cosa más que escribir libros”, confiesa.
Es curioso que nuestra cultura esté llena de obras relacionadas con el amor, pero que casi no haya creaciones basadas en el que se supone que es el amor más grande de todos, es decir el amor de un padre por sus hijos.
Claro, y la conclusión no puede ser que casi ningún hombre en la historia haya amado profundamente a su hijo, sino que es un hábito del imaginario en el que no