El Sol de San Juan del Río

“No se necesitan ‘príncipes’, sino una comunidad de testigos del Señor”

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ban a punto de j ubilarse como arzobispos como Carlos Garfías, manda al retiro a Norberto Rivera y ponen a Carlos Aguiar Retes como arzobispo primado de México”.

El académico enc uentra aquí una diferencia clave entre Juan Pablo II y Francisco, pues mientr as c on el pr imero per sonajes como Juan Sandoval Iñiguez, Onesimo Cepeda o el mismo N orberto R ivera tienen gran rele vancia en la igle sia c atólica de nuestro país, posición desde la cual influyen en la política, con Francisco pierden poder.

También está el hecho de que dur ante su visita a Chiapas, el Papa argentino reivindica a Samuel Ruiz, obispo que jugó un papel clave en la defensa de los derechos de los pueblos indígen as, sobre t odo durante la revuelta zapatista en 1994.

“Lo que tiene Fr ancisco no e s un liderazgo carismátic­o, es un lider azgo pastoral, y qué signific a e sto, que a diferenc ia de J uan Pablo II que er a la pr imera c ara que veías, Francisco tiene un lider azgo al interior de la igle sia”, explicó Gaytán.

El ac adémico t ambién de stacó c ómo reaccionó el papa Francisco ante los casos de pederastia al inter ior de la instituc ión, los c uales no son e xclusivos de Mé xico. Mientras en n uestro país se ac usa a N orberto Rivera de proteger a sacerdotes que abusaron se xualmente de menore s de edad, Fr ancisco puso un intervent or en Los Legionario­s de Cristo, una de las órdenes señaladas por e ste delito.

MÉXICO SIEMPRE FIEL

Aún con su reducción de feligreses de los últimos años, México sigue siendo uno de los países más importante­s para el catolicism­o. Primero, porque de spués de Br asil es la n ación con más creyente s con alrededor de 97 millones según el último Censo del Ine gi; se gundo, porque alber ga la Basílica de Guadalupe, uno de los templos católicos más visitados del mundo; y tercero, aquí hay una fuerte tradición de formación de sacerdote s y relig iosas.

Por eso no es de extrañar que en sexenios pasados la Presidenci­a de la República tuviera un enlace oficial con la iglesia católica para tratar temas más de índole político. Aunque en la actual administr ación no existe esa oficina, eso no significa que el Papa haya dejado de ser un factor político.

En abril de 2018, cuando todavía era candidato a la presidenci­a, tras una reunión con los inte grantes del Episc opado Me xicano, Andrés Manuel López Obrador propuso organizar diálogos para pacificar a México, y él invitaría al Papa a participar en ellos.

“Él ya ha participad­o en otros procesos de p acificació­n, c on otr as c aracteríst­icas desde luego, como en el re stablecimi­ento de las relac iones entre los g obiernos de Cuba y Estados Unidos, o en el proceso de paz en Colombia, y ha e stado participan­do en t odo aquello que c ontribuye a la paz”, dijo el 13 de abr il de 2018.

Los diálog os c omo los pr opuso López Obrador n unca se c oncretaron, per o no fue la última ve z que lo usar ía con intención política.

Previo a la conmemorac­ión de los 500 años de la Conquist a de Mé xico, L ópez Obrador hizo público que mandó una carta al P apa y al Rey de E spaña p ara que ambos pidier an perdón por los abusos perpetrado­s dur ante la Colonia; t ambién propuso ante Naciones Unidas un plan de paz entre Rusia y Ucrania, el cual consistía cre ar un grupo de mediadore s, entre ellos Francisco, y así terminar el conflicto bélico. De nueva cuenta, ambas propuestas no pr osperaron.

“Lo utiliz a de maner a e stratégica (al Papa), lo usa p ara c onsumo interno, el Presidente hace un c álculo: ‘si utilizo a la figura papal en consecuenc­ia los católicos me van a respaldar’ (...) El Presidente tiene un discurso moral, por eso no se apoya en figuras políticas, sino en figuras morales”, dijo Gaytán Alcalá.

Destaca este uso político de una figura tan simbólica como es el Papa ya que Andrés Manuel López Obrador no es católico, sino que pr ofesa la relig ión cristiana.

Uno de los episodios más rec ordados de la p andemia fue cuando el Pre sidente aseguró que la protección que tenía contra el Cov id-19 er a un a imagen del Sagr ado Corazón de Je sús.

“Detente enemig o, que el c orazón de Jesús e stá c onmigo”, dij o dur ante un a conferenci­a matutin a en P alacio N acional, cuando la pandemia azotaba al mundo entero.

También está la anécdota de que alguna vez comentó que en su cartera sólo llevaba 200 pe sos y un a estampa de la V irgen de G uadalupe, el mayor símbolo del catolicism­o mexicano.

“El presidente López Obrador ha jugado con e sto, sabemos que no e s católico pero juega a veces a ser católico, con la Virgen de Guadalupe, con el papa Francisco, con esa no identidad relig iosa, porque habla de Cristo en general”, añadió Gaytán.

Ese uso de símbolos c atólicos no lo ha salvado de fricciones con los católicos, ya sea de los más altos niveles como de los de a pie. Por ejemplo, cuando anunció la distribuci­ón de la Cartilla Moral, fue cuestionad­o por los obispos quiene s reclamaron que si ya e xistía la Biblia, p ara qué editar otro texto.

O en temas más terren ales, c omo la violencia que sigue az otando a v arios puntos del p aís, y que ha tenido su punt o más delicado tras el asesinato en la Sierra Tarahumara de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora en j unio del año p asado.

Este crimen generó una gran crítica a la estrategia de se guridad del G obierno federal llegando al grado que el Episcopado Mexicano demandó c ambiarla ya que no estaba dando re sultado.

Otro punt o álg ido, polític amente hablando, f ue la v isita del ent onces nuncio Franco Coppola a A guililla en abr il de 2021, en pleno pic o de v iolencia en la región de Tierr a Caliente en Michoac án.

Lo importante de e sta v isita fue que el nuncio no sólo es el representa­nte religioso del Papa en un país, sino el embajador del Estado Vaticano, es decir, un diplomátic­o.

Otra de las reivindica­ciones de la visita de Francisco a nuestro país fue la misa que ofreció en el Cereso 3 de Ciudad Juárez, el mismo que en enero pasado fue escenario de la fuga de una treintena de reos. En esa ocasión, el P apa de stacó que uno de los mensajes de Je sús es brindarle la mano a los reos.

“En la capacidad que tenga una sociedad de incluir a sus pobre s, a sus enfermos o a sus pre sos está la posibilida­d de que ellos puedan san ar sus her idas y ser constructo­res de una buena convivenci­a”.

Quedan poco menos de 20 meses a la presidenci­a de López Obrador, tiempo en el que difícilmen­te cambiará la relación con la Santa Sede. Una ve z que haya cambio de gobierno tal vez sí se modifique la postura de México, pero no al re vés ya que como explica Gaytán, mientras los proyectos presidenci­ales son sexenales, los pontificad­os buscan la vida eterna católica.

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