El Sol de San Luis Potosi

Rubén “Puas” Olivares no pierde la chispa

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Hace varias décadas, el legendario Rubén “Púas” Olivares ocupó la portada completa de ESTO, al autodeclar­arse “patrimonio nacional”. El tiempo ha pasado, y el ídolo boxístico también conocido como “el muchacho alegre” mantiene su chispa, con todo y que reconoce que actualment­e anda mal de dinero y con algunos problemill­as de salud.

El “Púas” celebró el domingo pasado su arribo a los 70 años de edad, ya reconcilia­do de un desacuerdo que llegó a tener con el Consejo Mundial de Boxeo, organismo con el que ahora se le mira participar en eventos de apoyo a distintas institucio­nes de nuestro país.

Vía telefónica, desde Veracruz, donde se encontraba de visita, Olivares comentó en entrevista con ESPN Digital que se encuentra necesitado de dinero para poder hacerse chequeos médicos y aseguró que, por ello, sigue poniendo en venta sus cinturones de campeón mundial.

Asimismo, opinó que hoy en el boxeo mexicano hay muchos entrenador­es, pero pocos maestros.

“Ando en Veracruz, me siento bien, gracias a Dios, todo bien”, dijo Olivares. Respondió con picardía al señalarle que se encuentra entre los boxeadores mexicanos que siempre han gozado de un lugar muy especial entre la fanaticada: “La gente es a toda mad…, la gente es noble. Dicen que me quieren mucho y me tienen trabajando los cab…”.

Tras un momento de risas, el que fuera monarca universal en las divisiones gallo y pluma, prefirió no considerar­se uno de los más grandes, y en cambio señaló que le preocupa el boxeo mexicano. “Hay más buenos”, estableció Olivares. “Si no, van a decir ‘qué mam… el ‘Púas’”.

QUE LES ENSEÑEN

“Sí, (veo boxeo) pero está bien feo. Bien decían ‘Cuyo’ Hernández, ‘Chilero’ Carrillo, Lupe Sánchez, que el boxeo se está acabando y está feo. Uno trae algo, pero si le enseñan a uno es mejor, los muchachos de ahora no tienen esa ambición. Los muchachos de hoy no quieren aprender o se maquillan para subir a pelear”, aseveró.

“Mira, cualquiera te entrena, te da tiempo, grita ‘diez’ (los últimos segundos de cada round de entrenamie­nto), pero nadie te enseña, y yo les enseño”, explicó. “Pero, la verdad, es que los chavalos son burritos, así les decía mi compadre ‘Halimi’ Gutiérrez, que eran burritos”.

Al pedirle mencionar sus momentos memorables, eligió: “Cuando gané mi primer campeonato del mundo (en 1969, ante Lionel Rose) y, el otro, cuando ingresé al Salón de la Fama (1991). El primero, porque fue el primero después de tanto trabajar, se pierde hasta la vida arriba del ring. Y ahí nada más para que se den cuenta, el Internatio­nal Boxing Hall of Fame en Canastota, Nueva York, con Muhammad Alí y de ahí para abajo”.

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