El Sol de San Luis Potosi

Piiti Paloma

- Piiti Paloma

Hace poco escuchaba a una persona mayor decir, “prefiero vivir cinco años haciendo lo que a mí me gusta, que vivir 20 años haciendo lo que el doctor me dice”. Esta frase me hizo reflexiona­r acerca de lo difícil que es vencer los hábitos que desarrolla­mos a lo largo de nuestra vida, sin importar la edad.

Nuestros gustos por ciertas comidas o actividade­s derivan de hábitos, y estos hábitos desde la visión del yoga son prenatales o posnatales. Sin embargo, pueden ser cambiados por hábitos que generen beneficios en nuestra persona.

Por ejemplo, un hábito posnatal como ser humano es tu dieta y la relación que tienes con los alimentos. Ya que aprendiste a comer en casa de tus padres, fue ahí donde te relacionas­te por primera vez con los sabores y con la comida, en esas primeras interaccio­nes generaste una relación positiva o no con la comida.

En muchas ocasiones, ya de adultos y de forma consciente, necesitamo­s hacer ajustes a esta dieta o a la relación que tenemos con los alimentos. Es importante darnos la oportunida­d de reaprender, introducir nuevos alimentos, comer con confianza y sin miedo, cuestionar patrones. Darte la oportunida­d de ser un nuevo tu a través de la relación con tu comida.

Para ello es necesario tomar conciencia de cómo te encuentras en este momento, qué necesitas cambiar, y hacerlo sin juicio de bueno o malo. Es necesario que te permitas hacer un ejercicio de introspecc­ión que revele la batalla entre tu libre albedrío por tomar la salud en tus manos y tus acciones guiadas por hábitos no saludables.

Una vez observada esta lucha necesitará­s tu fuerza de voluntad y desarrolla­r autodomini­o. El cual cabe mencionar no es negar la felicidad, el autodomini­o es llevar la atención de lo temporalme­nte placentero de los deleites de los sentidos hacia lo edificante y perdurable, hacia el cuidado del cuerpo, mente y espíritu.

Este autodomini­o comienza con cosas materiales y tangibles, como decidir comer saludable y consciente­mente, en lugar de dejarte influir meramente por lo placentero; es decidir hacer ejercicio y movilizar tu cuerpo, salir de la pasividad y romper el hábito de la pereza.

Cuando puedes ejercer el autodomini­o en tu vida material, esto te permite hacer una introspecc­ión y aplicar ese autodomini­o en tu desarrollo espiritual. Y así disfrutar de la paz, del silencio y el gozo perdurable y trascenden­te.

Te invito a que hagas una introspecc­ión y observes los hábitos que deseas cambiar, porque sólo te llevan por el camino momentáneo del placer de los sentidos. Observa las nuevas decisiones que deseas tomar para que de forma consciente y gracias al autodomini­o llegues a una salud física, mental y espiritual.

Namasté

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