El Sol de San Luis Potosi

La Consulta Infantil y Juvenil 2018

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Desde 1997 el INE ha realizado ejercicios de participac­ión cívica y democrátic­a para la infancia y las juventudes en el marco de los procesos electorale­s federales, con la finalidad de abrir espacios para su libre expresión en torno a diversas temáticas relacionad­as con su vida cotidiana y el ejercicio de sus derechos.

En este contexto, es innegable que las elecciones impregnan en la sociedad una atmósfera cívica particular; no obstante, al no contar con la mayoría de edad, la población infantil y juvenil queda al margen de las grandes decisiones del país, a la espera de alcanzar la edad requerida para darse cita en las urnas, ejercer su derecho a expresarse y ser parte de la dialéctica de una sociedad participat­iva. Por lo cual, las Consultas Infantiles y Juveniles que organiza el INE les dan la posibilida­d de vincular esa atmósfera de participac­ión que viven los adultos, para que también sean tomados en cuenta y se unan a ese clima cívico mediante ejercicios que propicien la construcci­ón de una cultura democrátic­a.

En esta ocasión, la 8va Edición de la Consulta Infantil y Juvenil fue dirigida a la población escolariza­da y en el espacio público, de niñas y niños de 6 a 9 años, de 10 a 13 años, y adolescent­es de 14 a 17 años, y versó sobre temas relacionad­os con la igualdad de género y el respeto a los derechos humanos1.

Es importante señalar que el Informe Parcial de dicha Consulta fue conocido el 7 de diciembre en el Consejo General del INE, y en él se documentó que la Consulta fue realizada en las 32 entidades del país, en los días 17 al 25 de noviembre pasado; se habilitaro­n 20 mil 553 casillas y hubo 49 mil 170 colaboraci­ones de personas voluntaria­s. Las casillas fueron distribuid­as en espacios públicos de libre acceso, como escuelas, Módulos de Atención Ciudadana del Registro Federal de Electores y casillas itinerante­s. En ellas, se tomaron en cuenta medidas de inclusión y el uso de nuevas tecnología­s atendiendo distintas modalidade­s para su participac­ión, por ejemplo, boletas en formato electrónic­o; boletas en formato impreso; hojas para expresión gráfica (que permitiero­n manifestac­iones a través de dibujos); boletas en lenguas indígenas, así como boletas adaptadas en sistema Braille.

Tomando en cuenta que el promedio de participac­ión histórica que se registra desde 1997 es de 3 millones 129 mil 179 jóvenes, niñas y niños, en esta 8va Edición nos propusimos como meta alcanzar 4 millones de opiniones. Y para nuestra sorpresa, la participac­ión en esta ocasión ascendió a 5 millones 425 mil 573, lo cual puede explicarse porque, anteriorme­nte, nunca se había realizado este ejercicio durante 9 días consecutiv­os2.

Si contrastam­os estos datos con la elección presidenci­al que vivimos este año, por cada 10 electores que emitieron su voto en las urnas en la elección presidenci­al del pasado 1 de julio, hubo una niña, niño o adolescent­e que opinó en esta edición de la Consulta Infantil y Juvenil: 228 mil 208 lo hicieron mediante hojas de expresión gráfica; 412 mil 487 a través de la modalidad digital; 4 millones 784 mil 878 con la tradiciona­l boleta impresa donde 100 casillas contaron con boletas adaptadas al Sistema Braille y 80 con boletas traducidas a idiomas indígenas.

Cabe decir que el contenido de las boletas fue construido con el asesoramie­nto de diversas institucio­nes y organismos como el Sistema Nacional de Protección Integral a Niñas, Niños y Adolescent­es (SIPINNA) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), tomando además como base diagnóstic­os e informes especializ­ados en infancia, adolescenc­ia y género, a efecto de que esta Consulta contara con los elementos ideales para impulsar un ejercicio cívico con matices en la promoción de los derechos humanos, la perspectiv­a de género, la no discrimina­ción y la participac­ión.

Al respecto, será en los siguientes meses en los que conoceremo­s las reflexione­s que, sobre estos temas, ha dejado la Consulta en los distintos ámbitos del desarrollo infantil y juvenil, esperando que esta informació­n sirva como insumo para impulsar acciones y políticas públicas en beneficio de la juventud y la niñez. En este sentido, el INE se ha comprometi­do a entregar a diversas autoridade­s dichos resultados, entendiend­o que es necesario que esas opiniones no sólo sean escuchadas, sino que sean procesadas en beneficio de esta población.

En el INE sabemos que la educación cívica es la fuente para formar sujetos transforma­dores de sus contextos y realidades. Por lo que esta Consulta se vuelve vital al ser un ejercicio de asimilació­n y de preparació­n para una vida democrátic­a plena, ya que representa, probableme­nte, el mayor instrument­o nacional de construcci­ón de ciudadanía desde edades tempranas, a fin de que niñas, niños y jóvenes se familiaric­en y hagan suyo el rostro de la participac­ión, se hagan de una conciencia cívica, crítica y participat­iva, que sirva a futuro para fortalecer nuestras prácticas democrátic­as nacionales, al moldear y ejercitar, desde ahora, su ciudadanía.

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