Procuran a los peregrinos hasta en los precios
Cada visitante al atrio guadalupano estará respaldado ante el alza de productos que se registran en la zona
Antes de imponer sanciones, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) preferirá conciliar las inconformidades que se registren entre comerciantes de La Villa de Guadalupe y peregrinos, para lo cual desplegó 80 funcionarios en dicho centro mariano y sus alrededores, informó ayer su titular, Ricardo Sheffield Padilla.
El funcionario recorrió los siete módulos, que la institución a su cargo instaló en la zona de dicha basílica, los cuales fueron abiertos desde el 3 de diciembre y dejarán de funcionar mañana, cuando se vaya el último devoto de la Virgen del Tepeyac.
En el atrio del templo y acompañado de Francisco Chiguil, alcalde de Gustavo A, Madero, el procurador federal del Consumidor platicó con peregrinos, algunos de ellos hicieron el recorrido desde Perote, Veracruz para venerar a la Guadalupana y estaban a punto de regresar a su tierra. “Miren, este es su paisano”, les decía mientras señalaba al titular de la jurisdicción y al final deseó que volvieran bien a sus tierras, “sanos tanto física como espiritualmente”.
Agregó que el horario de funcionamiento de los siete módulos es de nueve de la mañana a las 21:00 horas y mañana será las 24 horas. Los funcionarios de la alcaldía y de la Profeco lucían chalecos color morado, como el del Movimiento Regeneración Nacional, y sus letras de identificación eran doradas.
El alcalde y el procurador siguieron su camino hasta llegar al mercado, que se ubica al final de la Plaza Mariana, donde colocaron un cartón con el precio de las gorditas de maíz, 80 pesos la bolsa. Los 80 funcionarios de la procuraduría, informó su titular, son del Estado de México y la capital y explicó que los anuncios de los módulos están escritos en náhuatl, español, otomí y mazahua.
Hasta ese momento, reportó, no se habían recibido quejas y “espero que no se aplique ninguna sanción” y recordó que la multa más alta es del 10% de las ventas y se le impone a empresas grandes, pero, acotó, en La Villa no es el caso. Finalmente, se lamentó de no tener el personal suficiente
Los anuncios de los módulos están escritos en náhuatl, español, otomí y mazahua
para el desempeño en general de sus funciones, “pero lo vamos a resolver”, ofreció.