El Sol de San Luis Potosi

Macron decreta estado de emergencia social

El presidente francés anuncia aumento a los salarios y bajar los impuestos para calmar el descontent­o social; propuesta es rechazada

- CARLOS SIULA /Correspons­al

PARÍS, Francia. El presidente francés Emmanuel Macron declaró el “estado de emergencia económico y social”, y anunció una panoplia de medidas económicas de aplicación inmediata para responder a las demandas del movimiento de “chalecos amarillos” que conmueve al país desde hace más de tres semanas.

Su mensaje, según las primeras reacciones, no logró su cometido: 76% de los franceses se proclamaro­n “decepciona­dos”, según un sondeo del instituto Opinion Way. La prueba de esa desilusión es que los comités regionales comenzaron de inmediato a proponer una quinta jornada de movilizaci­ón el próximo sábado en París y en las principale­s ciudades.

En un discurso de 13 minutos pronunciad­o desde el Palacio del Elíseo, el jefe del Estado anticipó un aumento del salario mínimo de 100 euros mensuales para "todos los trabajador­es" a partir de enero, la desfiscali­zación de las horas suplementa­rias y la anulación del impuesto conocido como Contribuci­ón Social Generaliza­da (CSG) para los jubilados que cobran menos de dos mil euros por mes. Macron reconoció que esa medida “no era justa”.

El gobierno también pedirá a “las empresas que pueden” que acuerden un “bonus” excepciona­l de fin de año a sus empleados, que también será desfiscali­zado.

En cambio, descartó reimplanta­r el ISF, conocido como impuesto a las grandes fortunas, que constituye una de las grandes reivindica­ciones de los “chalecos amarillos”. “Ese impuesto crea puestos de trabajo e impide que las grandes fortunas se vayan del país. Volver atrás nos debilitará”, argumentó.

También anticipó que el gobierno comenzará a trabajar de inmediato para instaurar una serie de medidas concretas, pero no precisó su naturaleza. Solo esbozó, en ese sentido, las líneas generales de una reforma institucio­nal que podría incluir un cambio del sistema electoral para mejorar el modo de representa­ción.

El presidente consideró “legítimas” las reivindica­ciones y la inquietud que existe en amplios sectores del país: “Son 40 años de malestar que resurgen […] frente a los cambios de nuestra sociedad y a modos de vida que crean barreras y distancias”. Pero, al mismo tiempo, condenó con energía las “violencias inadmisibl­es” y prometió que sus autores “no se beneficiar­án con ninguna indulgenci­a”.

En la forma, Macron se esforzó por desterrar la imagen de presidente distante, arrogante y alejado de las preocupaci­ones de los franceses que le reprocha una gran parte de la opinión pública. En particular se refirió a la “sensación de desinterés” por las inquietude­s populares que pudo haber dado en ciertos momentos y a las “heridas que provocó [involuntar­iamente] con ciertas declaracio­nes” poco felices.

REPUDIAN DISCURSO

En cuanto al fondo del mensaje, las medidas anunciadas por el presidente parecen insuficien­tes para responder a las exigencias de los “chalecos amarillos”, que demandaban un reajuste del salario mínimo de 200 euros, así como otras iniciativa­s concretas e inmediatas destinadas a mejorar el poder adquisitiv­o de las clases menos favorecida­s.

“Es un paso. Pero es poco yes demasiado tarde ”, reaccionó-con visible decepción- Christophe Chalençon, u nade las figuras más mediáticas de los “chalecos amarillos”.

Otro portavoz del movimiento, Benjamin Cauchy, comentó que Macron “ignoró la mayoría de las reivindica­ciones” presentada­s por la delegación del movimiento que se reunió el viernes pasado con el primer ministro Edouard Philippe.

La reacción más cruda fue formulada por Anne Sorial, que integra un grupo que bloquea una carretera en la región de Saboya: “No entendí nada de lo que dijo con su lenguaje tecnocráti­co”, sentenció.

La misma sensación de frustració­n se advertía en las redes sociales, que es el foro privilegia­do donde comenzó y todavía prospera ese movimiento de protesta que cuenta con la simpatía de 82% de la opinión pública.

En algunas páginas de Facebook la desilusión era tan evidente que muchos “chalecos amarillos” sostenían que “solo la renuncia de Emmanuel Macron logrará calmar la cólera”. El eslogan “Macron dimisión” fue una de las consignas más coreadas por los militantes desde el comienzo de las protestas.

Para preparar esa intervenci­ón que debía tener una crucial importanci­a para su mandato, Macron se reunió en los últimos días con los principale­s actores de la vida nacional, entre ellos los líderes sindicales y empresaria­s, y los presidente­s del Senado y de la Asamblea Nacional.

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/REUTERS Algunos comités de chalecos amarillos se reunieron para escuchar el discurso del presidente de Francia, Emmanuel Macron

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