Ariadna Rincón
Mientras las noticias nacionales se llenan día con día con el tema del desabasto en la de gasolina, a la par; en el exterior, México está asumiendo posturas que sorprenden a más de uno y que poco sentido tienen con las estructuras internacionales, de las cuales es miembro.
El pasado 10 de enero, Nicolás Maduro rindió protesta para su segundo mandato (por seis años más) al frente del gobierno de Venezuela. Sin embargo, son numerosas las noticias que cotidianamente vemos sobre la situación en este país, que dan fe de una realidad que no es de ahora, sino que tiene sus raíces desde hace ya 10 años.
A la par y casi de manera simultánea, el mismo 10 de enero, el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro; desconoció al gobierno de Maduro; y por el contrario respaldó a Juan Guidó como presidente interino y legitimo de Venezuela, ofreciéndole el apoyo de la comunidad internacional y del pueblo venezolano para convocar a elecciones democráticas.
Si bien, existen posturas encontradas respecto a la legalidad o no del nuevo presidente venezolano, lo que no se pueden negar son las posturas que los actores internacionales tienen al respecto, pues ya hay definiciones muy claras; pero sobretodo los datos que evidencian una crisis humanitaria como nunca antes se había visto.
En el tablero geopolítico, entre los actores que claramente se encuentran en contra del régimen de Maduro son Estados Unidos de América, la mayoría de los miembros de la OEA y la Unión Europea; por el lado contrario, abiertamente Cuba, Bolivia, Nicaragua y El Salvador respaldan a Maduro; así como China y Rusia con estrategias diferenciadas.
Los datos duros muestran que Venezuela terminó el 2018 con una inflación de 1.698.488%, con un éxodo de 3.000.000 de venezolanos y con un desabasto de víveres, productos de primera necesidad y medicamentos que han llevado a su población a una crisis humanitaria.
Ante este escenario, el gobierno de México estuvo presente en la toma de protesta de Maduro, ganándose con ello la ovación y el ¡Viva México! de los presentes, que cabe señalar, el recinto de toma de protesta fue del Tribunal Supremo de Justicia de Caracas y no la sede del Legislativo.
Y es aquí precisamente en donde es un asunto obligado el replantearse la postura que hasta ahora se ha tenido y los pasos siguientes. Razones de cuestionamiento abundan, la más evidente la democracia y los derechos humanos; la elección de Maduro obtuvo muy poca participación, pero sobretodo se le negó el derecho a contender a las principales figuras que abiertamente difieren del actual gobierno.
México, en su historia reciente se ha destacado por un trabajo muy serio y firme en la institucionalización de la democracia, en velar por la garantía de los derechos y libertades de los ciudadanos; por lo que resulta cuestionable que se esté apelando a una doctrina del pasado, que poco ve los datos, testimonios y situación evidente.
Sin duda, nos encontramos ante una situación que seguirá desarrollándose; en donde respuestas de una “búsqueda de amistad y apoyo” serán insuficientes, ya que existen vidas humanas padeciendo los estragos de una crisis humanitaria y que demandan acciones prontas, responsables y justas.