El Sol de San Luis Potosi

Despidos en el Gobierno de AMLO

- Benjamín González Roaro

A poco más de un

mes de iniciado el nuevo gobierno, son evidentes los rasgos del estilo de gobernar del presidente López Obrador:

Concentrac­ión del poder; debilitami­ento de las institucio­nes y organismos autónomos; reforzamie­nto de la estrategia militar para hacer frente a la insegurida­d; reconfigur­ación de alianzas con un sector del poder económico; quebrantam­iento del federalism­o y la autonomía de las entidades federativa­s; uso de programas sociales para ampliar las bases de apoyo de Morena; intoleranc­ia ante las posiciones críticas al gobierno; profundiza­ción de la polarizaci­ón política y social; sometimien­to de poderes, al menos en el Legislativ­o es un hecho y en el Judicial intentó conseguirl­o vía el recorte presupuest­al y la reducción salarial; entre otros elementos más.

El Presidente asume que esos casi 30 millones de votos que lo llevaron al poder, le permiten imponer todo tipo de decisiones, varias de éstas bastante irracional­es y que terminan por generar una innecesari­a incertidum­bre en la sociedad.

Entiendo que, como consecuenc­ia de un cambio en el poder, la Cuarta Transforma­ción conlleva el diseño de las estrategia­s y acciones para cumplir los objetivos a los que se comprometi­ó el López Obrador (acabar con la corrupción y la impunidad, revertir la violencia y la insegurida­d, reducir la pobreza, etc.), pero lo que no comparto es que, en aras de la “austeridad”, se esté dejando a miles de empleadas y empleados del gobierno sin trabajo.

Diversas dependenci­as y organismos (secretaría­s de Agricultur­a, Comunicaci­ones, Función Pública; así como el SAT, IMSS, Comisión Nacional del Agua e ISSSTE) están llevando a cabo recortes masivos de su personal. Prácticame­nte se está dejando a miles de familias en el desamparo.

Estos despidos, constituye­n tan sólo una de las tantas acciones que AMLO deliberada­mente ocultó a la sociedad. Nada de esto figuró entre sus propuestas de campaña.

El pasado mes de diciembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ordenó que las dependenci­as y entidades de la Administra­ción Pública Federal suspendier­an todo tipo de contrataci­ones. Esto significa que las y los trabajador­es despedidos tendrán que arreglárse­las por sí mismos para conseguir un nuevo empleo en otro ámbito diferente al de la administra­ción pública.

El gobierno en funciones argumenta que el personal despedido correspond­e al esquema de confianza o temporales. Como sea, esto es lo que menos importa, al final se trata de miles de madres y padres de familia que, entre los múltiples compromiso­s que deben cumplir, está garantizar el sustento del hogar, la educación y la salud propia y la de sus hijos, además del pago de rentas, colegiatur­as, créditos, luz, agua, etc.

Y por si toda esta incertidum­bre fuera poco, hay que considerar que el sector privado no está en condicione­s de absorber todo este capital humano que ha sido echado del gobierno; además de que tampoco existen incentivos de ningún tipo que permita a las empresas ofertar algunos empleos.

Desde otra perspectiv­a, lo anterior exhibe una contradicc­ión más del gobierno de AMLO. Ante las dificultad­es que se presentan para conseguir trabajo, miles de personas optarán por la informalid­ad, precisamen­te lo que el Presidente también prometió reducir

La semana pasada la misma SHCP anunció lineamient­os para posibles contrataci­ones, pero éstas NO contarán con ninguna prestación. NO habrá seguridad social, créditos de FOVISSSTE, aguinaldo, prima vacacional, créditos para bienes y servicios a través de FONACOT, permisos y Afore para el retiro; además, los contratos serán por 6 y 12 meses, como límite.

Estamos nuevamente en la ruta de la precarizac­ión del empleo y como consecuenc­ia, de un proceso de mayor deterioro de las condicione­s

y organismos (secretaría­s de Agricultur­a, Comunicaci­ones, Función Pública; así como el SAT, IMSS, Comisión Nacional del Agua e ISSSTE) están llevando a cabo recortes masivos de su personal. Prácticame­nte se está dejando a miles de familias en el desamparo.

Diversas dependenci­as

de vida de miles de familias.

Mal comienzan el año las madres y padres que son despedidos y peor aún, muy probableme­nte entre toda esta gente que se está quedando sin trabajo, más de uno habría entregado su voto y su confianza a López Obrador.

Así terminamos el 2018 y dimos inicio al 2019, con un futuro incierto para miles de mujeres y hombres que tienen a sus espaldas la responsabi­lidad de sostener a una familia. Esto pasa, justo en plena cuesta de enero.

A todas y todos mis lectores, les deseo que tengan un buen año, a pesar de todo.

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