El Sol de San Luis Potosi

Cuidando nuestros pensamient­os Filipenses 4:8

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En la carta del apóstol Pablo a los filipenses, en el capítulo 4, versículo 8, dice: “Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Inspirado por el Espíritu Santo, el apóstol nos dice las cosas en las que debemos pensar, y si somos honestos, en el día a día, las cosas en las que pensamos, no se ajustan a lo que leemos en este versículo. En cuanto a esto, no debemos quedarnos de brazos cruzados, resignados y no hacer nada al respecto; lo primero es saber que Dios desea en su voluntad, que cuidemos nuestros pensamient­os.

Es muy importante pedirle a Dios a Dios, que nos ayude a cuidar nuestros pensamient­os, ya que, por nuestra condición de pecadores, somos débiles, estamos limitados, y definitiva­mente necesitamo­s la ayuda de Dios, ¡Solos no podemos! Otra cosa, es que comencemos a cuidar nuestros pensamient­os y hagamos de esto un a costumbre, una disciplina, un hábito; pero antes de continuar, quiero advertirle que esto no sucederá de un día para otro, o de la noche a la mañana; por lo tanto, como dice en Gálatas 6:9: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos”. Un buen punto de partida lo encontramo­s en 2 Corintios 10:3 al 5 donde dice: “Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucció­n de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimien­to de Dios, y llevando cautivo todo pensamient­o a la obediencia a Cristo”. Hay que entender que, al no cuidar nuestros pensamient­os, estos con el tiempo habrán de crear fortalezas, argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimien­to de Dios. Una fortaleza, es la capacidad de una cosa para sostener, soportar o resistir algo; un argumento, es un razonamien­to que muestra, refugia o justifica algo, y la altivez, es un sentimient­o de superiorid­ad frente a los demás, que provoca un trato distante o despreciat­ivo hacía ellos. Tomando estos tres significad­os, podemos decir que alguien que no cuida sus pensamient­os, llegara el punto en su vida que se va a crear una resistenci­a a Dios y a su palabra; sus pensamient­os le van a llevar a refutar lo que dice Dios y querer justificar su pecado, y tendrá un sentimient­o de superiorid­ad, por lo tanto, menospreci­ará lo que la Biblia enseña acerca de la voluntad de Dios, y lo único que va a evitar que eso suceda, son las armas de nuestra milicia que no son carnales. Por cierto, las palabras: “Armas” y “Milicia” nos recuerdan que esto es una guerra, un combate, una batalla, y esas armas que no son carnales, son: La Biblia, la oración, el congregarn­os fielmente en la iglesia, y clatro cuidar lo que vemos, lo que escuchamos, las amistades, los lugares a donde vamos; todo esto sin duda, nos va a ser de gran ayuda para poder cuidar nuestros pensamient­os. Que Dios nos de la gracia de cuidar los pensamient­os, que es un área muy importante para tener u a buena relación con Dios y con los demás.

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