La hora, una historia llena de sorpresas
¿Sabía que las civilizaciones han utilizado distintos tipos de hora a lo largo de la historia?
El tiempo está presente en nuestras vidas de forma permanente. Su discurrir nos afecta. Entendemos que lo podemos y debemos medir, que nos es útil para organizar nuestra vida. A veces parece que su transcurrir se nos pasa en un soplo. En otras ocasiones, nos aferramos a la vana idea de desear que no pase nunca.
Sin embargo, el tiempo es un misterio, que comienza por la dificultad que entraña su propia explicación, como afirmaba San Agustín de Hipona (354-430 d. C.): “¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Pero si quisiera explicárselo a quien me lo pregunta, no lo sé”, señala Carlos Blanco Vázquez, un estudioso de este concepto y su evolución a lo largo de la historia.
Y si analizamos las formas en que disciplinas como la física, la astronomía, las matemáticas, la biología o el arte han abordado el estudio del tiempo o repasamos los distintos sistemas y aparatos utilizados desde la Antigüedad para medirlo, también podría afirmarse que el tiempo es un misterio repleto de curiosidades.
Pocos conocen dichas curiosidades tan bien como Blanco, doctor ingeniero de Telecomunicación y licenciado en Ciencias Físicas, con una prestigiosa trayectoria profesional, que tuvo un punto destacado en su colaboración en el desarrollo de las fibras ópticas, con el doctor Charles Kuen Kao, quien obtuvo el Premio Nobel de Física en 2009 por sus trabajos en esta tecnología.
La historia de las horas es una demostración de cómo el ser humano adaptó, desde la más remota antigüedad, su ciclo vital, económico y social al sempiterno girar de los astros en el cielo, y desde entonces no ha querido nunca modificar esa pauta del tiempo reguladora de su vida, según Blanco.
LA DESCONOCIDA HISTORIA DE LA HORA
A lo largo de la historia las sucesivas civilizaciones han utilizado distintos tipos
INGENIERO En la Edad Media, el período de luz diurno se dividía en doce horas o segmentos, y el período de oscuridad en otras doce horas
de horas, con nombres diferentes, explica el ingeniero Blanco, en su libro ‘Historia del Tiempo’.
Explica que en el período babilónico, los períodos de luz diurna y nocturna se dividieron en doce intervalos, con lo que el día completo se dividió en veinticuatro períodos, a cada uno de los cuales se le llamó hora.
Este sistema fue adoptado posteriormente por Grecia y Roma, y después de la caída del Imperio romano, en el 476 d. C., se extendió por todo el mundo occidental, según señala.
En la época de Roma, el día se dividía en doce segmentos diurnos y cuatro vigilias