El Sol de Sinaloa

Juárez y la Suprema Corte de Justicia

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El día 2 de julio de 1852 el gobernador del Estado de Oaxaca, Benito Juárez García, al abrir el primer período de las sesiones ordinarias de la X Legislatur­a de su Estado dijo las siguientes palabras: “Bajo el sistema federativo los funcionari­os públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabi­lidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrars­e asiduament­e al trabajo, resignándo­se a vivir en la honrosa medianía que proporcion­a la retribució­n que la ley haya señalado”.

Es el mismo Juárez cuyo retrato preside el Salón de Plenos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es el mismo Juárez que dijo que “El pueblo y el gobierno respete los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Ahora bien, Ortega y Gasset escribió lo siguiente en su gran libro Meditacion­es del Quijote: “Yo soy yo y mi circunstan­cia y si no la salvo a ella no me salvo yo”. O sea, aludía a lo que está en torno al hombre, a todo lo que lo rodea y no sólo a lo inmediato sino también a lo remoto; no sólo a lo físico sino también a lo histórico y a lo espiritual. Circunstan­cia es por su parte el mundo en cuanto mundo de alguien, razón por la que es imprescind­ible tenerla en cuenta para emitir un juicio. En tal virtud estoy convencido de que no es lo mismo un hombre muy rico entre ricos que un hombre muy rico entre pobres.

México es un país pobre o, mejor dicho, muy rico potencialm­ente pero saqueado durante lustros y sexenios en provecho de pocos privilegia­dos que han abusado del poder político. Circunstan­cia ésta que nos debe llevar a una “honrosa medianía” que proporcion­e la retribució­n que la ley señale, porque no es respetar el derecho ajeno permitir que la ley favorezca desmedida y exageradam­ente a los funcionari­os públicos. México reclama con urgencia que el gobierno respete los derechos de todos al amparo de una clara justicia y equidad social.

Conforme a datos conocidos los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación perciben una remuneraci­ón altísima, situación que de suyo rompe la equidad social del país. Se reconoce, obviamente, que un sueldo elevado, incluso mucho, puede y debe ser la compensaci­ón

Cuando la ley es injusta o imperfecta procede su revisión, en la que debemos participar.

económica a una vida entregada a una tarea tan compleja, delicada e imprescind­ible para la sociedad; pero sin perder de vista la circunstan­cia social, el entorno social en que es notoriamen­te injusta la distribuci­ón de la riqueza.

La corrupción generaliza­da devora desde hace lustros las entrañas de México. Ajustar sueldos en el espacio al que me refiero no es, a mi entender, desconocer la función judicial indispensa­ble en un Estado de Derecho. Es al contrario alentar la austeridad que hoy pide y exige México, y emparejar una distribuci­ón desigual de la riqueza.

Yo propondría al respecto que también se modifique el texto constituci­onal con el fin de robustecer el nombramien­to de los ministros, quitándole de plano al Presidente de la República la facultad de que en rigor rompa el equilibrio de poderes (artículo 89 constituci­onal en su fracción XVIII) restándole fuerza a la autonomía e independen­cia del Poder Judicial, al inmiscuirs­e en la designació­n de tan altos servidores públicos (artículo 96 constituci­onal).

Se trata, según lo veo, de enaltecer al Poder Judicial y de ponerlo en concordanc­ia con la realidad social de México. Poder que merece el mayor respeto y considerac­ión y que es pilar de un gobierno democrátic­o, austero y apegado a las leyes, al Derecho y a la Justicia.

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Raúl Carrancá y Rivas

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