Este martes
Inician las comparecencias de los funcionarios del gobierno de Sinaloa, como parte del mandato constitucional de rendición de cuentas de parte del ejecutivo estatal, dos meses después, ¡DOS! Después de que el gobierno entregara el informe el pasado 15 de
Los diputados perdieron el tiempo y la oportunidad con ocurrencias de no hacer nada antes de que llegara el II informe de gobierno y luego peor, le dieron prórroga para que presentara su proyecto de presupuesto hasta después del 15 de diciembre, por lo que ahora, con las comparecencias programadas, las cuentas públicas las van a tener que discutir en marzo, so pena de que solo sea una pasarela de funcionarios para, peor, que pretendan adornarse… y a eso pueden llegar a este paso.
A raíz del aquelarre aquel de Felipe Calderón, donde fue introducido al palacio legislativo para tomar protesta como presidente de la república el 1° de diciembre del 2006 por la puerta de atrás y tan solo un instante, que yo recuerde no volvió el presidente durante todo su sexenio a pisar la cámara de diputados.
De todo ello derivó, en el caso de Sinaloa, que el formato de presentación del informe del gobernador, que era el más avanzado, progresista y democrático en el país, donde el gobernador acudía al congreso y todas las fracciones parlamentarias debatían con él directamente sin tapujos y sin filtros, sin mediaciones y cada quien como podía debatía durante horas y horas, hasta desahogar la agenda pactada.
Así fue con Juan S. Millán, quien fue parte de aquel acuerdo con el poder legislativo tocándole acudir en tres años, luego le tocó a Jesús Aguilar Padilla, quien en 2007 promovió la involución al formato actual.
La parafernalia del “día del gobernador” que existía antes de Juan Millán, cuando toda la clase política se reunía para rendir tributo al gobernador en turno y que se echó abajo después de la alternancia en la presidencia de la república.
Y hoy es peor, porque el informe del gobernador es tan solo un documento que nadie lee, mucho menos debate y que no sirve ni al ejecutivo ni a los legisladores.
MORENA, en su borrachera electoral, después del 1° de julio no advirtió la agenda política que tenía por delante y perdió tiempo, oportunidades y anidando en su seno el atraso y el oportunismo que ahora se refleja en esa maraña de expresiones en que se ha convertido, y lo peor, en una expresión reducidísima de sus roles en el gobierno de Sinaloa, que debiera ser determinante.
Tanto ha sido así que la expresión más patética de ese cretinismo del triunfalismo electoral que los invadió, los llevó en el caso del presupuesto, primero a violar la constitución, y luego a hacer los desfiguros en las reasignaciones.
Así llega a otro desatino como son las comparecencias de funcionarios y me pregunto ¿Ya para qué? Todo tiene su tiempo y circunstancias, fuera de ellas son desatinos.