LUCHA INTERMINABLE
A LO LARGO DE SU HISTORIA, DIVERSOS DEPORTISTAS HAN PROTESTADO POR LA IGUALDAD DE LOS DERECHOS
Amedida en la que la rodilla del oficial de Minneapolis, Derek Chauvin, dejaba sin aire al ciudadano afroamericano George Floyd, el mundo entero ya era otro. Asfixiado cobardemente contra el suelo por más de ocho minutos, resistió lo que pudo hasta quedar inconsciente.
Luego murió entre súplicas, y su muerte trascendió las fronteras. Y desencadenó una vez más esa ola de protestas que se agita cada que el racismo vuelve a condenar a un ser humano.
A diferencia de otras veces, sin embargo, las olas fueron gigantes, casi como un tsunami que sacudió al mundo entero.
El deporte, desde su sitio, aportó innumerables reacciones.
En Estados Unidos, epicentro de las protestas, la mayoría de las Ligas y los principales deportistas se manifestaron ante tal suceso lamentable.
Michael Jordan, por ejemplo, que hasta el momento era noticia por su documental, levantó la voz a través de un comunicado.
“Ya hemos tenido suficiente. No más”, escribió la ex estrella de los Bulls.
BLACK POWER
A pesar de que nunca se habían visto tantas protestas, en su historia, el deporte ha luchado como ha podido contra el racismo.
El recuerdo de los Juegos Olímpicos de México 1968, marcados por los movimientos, es quizá el más importante de todos.
Cuando Tommie Smith y John Carlos, corredores estadounidenses, levantaron el puño cubierto con un guante negro en referencia al Poder Negro, un movimiento que por aquellos años buscaba algo tan elemental como la igualdad de derechos de la raza negra en los Estados Unidos.
Eran tiempos difíciles, de mucha agitación, pero sobre todo de mucha violencia, marcados en especial por los asesinatos Martin Luther King y Malcolm X.
La protesta estuvo cargada de simbolismos. Tommie Smith, que había recorrido los 200 metros en apenas 19.83 segundos, levantaba su puño derecho desde lo más alto del podio mientras sonaba el himno de los Estados Unidos.
Llevaba la mano cubierta con un guante negro, y una pañoleta oscura en el cuello, en honor a los ciudadanos asesinados.
A su lado, en el estrado designado para el tercer lugar, estaba su compatriota John Carlos, que alzaba el puño izquierdo, también cubierto, en apoyo a los obreros.
No voy a ponerme de pie para demostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a las personas de color. Es doloroso y muy dificil”
COLIN KAEPERNICK
MARISCAL DE CAMPO