LAS DEUDAS DE ROCHA
Más allá del discurso y la narrativa, el balance del primer año Rubén Rocha Moya como gobernador resulta con pocos logros que presumir, resaltando una grave improvisación en el ejercicio de gobierno.
Que desde el “Club de Toby” de las conferencias semaneras trate de marcarle el ritmo a su gabinete, manda una señal clara de que en su gobierno más que planear, improvisa y para muestra están varios temas pendientes, como el de las familias desplazadas que durante la campaña confiaron en que por fin tendrían una medida paliativa a su condición generada por la violencia y la pobreza.
El caso de las familias de personas desaparecidas es otro tema que si bien la administración de Rocha ha buscado conciliar entre los colectivos de búsqueda, no se ha trabajado con el tesón que sí le han merecido otros rubros más atractivos electoralmente como la obra pública.
No hay duda que la bandera del gobernador en el próximo informe de labores será la inversión en este rubro, que también ha sido duramente cuestionado por su falta de transparencia en los procesos de licitación y adjudicación. Pero la obra es algo de lo que todo gobierno busca presumir, porque al final de cuentas es lo más visible.
La violencia familiar también escaló por las nubes, y eso que se asignó un abultado presupuesto a la Secretaría de las Mujeres, la cual en lugar de levantar la voz para eliminar malas prácticas en la procuración de justicia, parece complaciente ante la vulneración de los derechos humanos de las mujeres, que siguen asfixiadas por la violencia de género.
Ni hablar del ejercicio gubernamental en sí mismo. Rocha llega a su primer año con dos alcaldes tumbados a base de golpeteo, de una simulación cuando se dice que “no tenemos nada que ver”, cuando en realidad es el que trabaja detrás de escenario para accionar la metralla.
En eso, Morena no sólo se parece al PRI, sino que comparten un mismo ADN que nada tiene que ver con una izquierda genuina que busca la verdad y el bien común.
De hecho cada vez suma a más priistas a su administración, enviando la señal de que para ejercer el poder, se necesita tener un pragmatismo donde la mentira y el engaño, funciona para simular sacar adelante los problemas sociales, para redundar en la misma pobreza que alimenta la maquinaria electoral.
LOS FANTASMAS DEL ALCALDE SUSTITUTO
Aunque el nuevo presidente de Mazatlán Édgar González Zataráin, ya comenzó la limpia de funcionarios en el Ayuntamiento la mayoría de ellos gente de confianza de Luis Guillermo Benítez Torres, eso no le exime de su responsabilidad en los malos manejos que originaron la denuncia ante la fiscalía de la Auditoría Superior del Estado contra el “Químico” por el delito de desempeño irregular de la función pública.
Al nuevo alcalde lo acompañan los fantasmas de su ex jefe, aunque ahora quiera lavarse las manos y evidenciar irregularidades, las cuales ya existían cuando él era el secretario del Ayuntamiento.
Están también al menos tres denuncias en su contra, una por supuesto acoso sexual que cometió contra una ex funcionaria, por lo que su camino en la presidencia no será nada sencillo.
La investigación contra el “Químico” por la compra de 2 mil 139 luminarias a un costo de 400.8 millones de pesos que realizó de forma directa el Ayuntamiento de Mazatlán a la empresa Azteca Lighting, continuará y él podría no salir bien librado en ese tema.
Y es que Benítez Torres es hasta ahora el único imputado por el caso de las luminarias, sin embargo en este asunto tienen responsabilidad todos los que participaron en el millonario contrato con Azteca Lighting.
Los ojos de los detractores del ex alcalde morenista están ahora sobre él y aunque de momento sea el presidente municipal sustituto, no se descarta que llegado el momento también se le vayan a la yugular.