LA EXPERIENCIA DE OBSERVAR UN ECLIPSE
Aunque hoy se sabe que se originan de forma natural, a lo largo de la historia han sido vistos con miedo, asociados a supersticiones
México será privilegiado nuevamente por la observación de dos fenómenos astronómicos que van a marcar a toda una generación, el 14 de octubre de este año y el 8 de abril del 2024
En la memoria de Juan Alberto Hernández Aldecoa está intacto el recuerdo de aquel último eclipse total de sol que se vio en territorio Mexicano en 1991, el cual tuvo una duración récord en su punto máximo de 7 minutos y 2 segundos.
En aquel entonces no había mucha difusión como ahora de este tipo de eventos astronómicos y personalmente, confiesa, a él le tomó por sorpresa, se dio cuenta porque en el barrio donde vivía los vecinos empezaron a comentar del eclipse.
“Mi memoria todavía está intacta, es algo verdaderamente fantástico, algo que es soñado e irreal, es algo muy bonito que tenemos que tenerlo como vivencia personal en nuestra vida. Alguien dijo que el fin de todo ser humano en la vida es escribir un libro o plantar un árbol, yo digo que también deberíamos incluir ver un eclipse total de sol”, expresó.
Platicarlo es una cosa, vivirlo es otra. Lo que mejor recuerda es que en el patio de su casa había mucha jardinería, como girasoles, calabazas y capiros, plantas fototróficas que se “adormecieron” cuando se empezó a oscurecer.
“Las gallinas empezaron a subirse a los árboles porque ya estaba oscureciendo para ellas, las bandadas de pájaros también empezaron a retornar a sus refugios habituales. Otra cosa que me llamó muchísimo la atención es que se vuelve de noche prácticamente y se ven todas las estrellas”, contó.
Una vez que pasó la penumbra fue como si volviera a amanecer otra vez, se empezaron a escuchar los silbidos y trinos de las aves como preguntándose “¿qué pasó?” mientras regresaban a sus hábitos diarios y cotidianos.
Después del eclipse fue un “mitotazo”, dice, todos sacaban sus propias conjeturas, la gente sabía poco científicamente de estos temas pero sí tenían muchas creencias, algunos de sus parientes optaron por amarrar un trapo rojo en los ciruelos y mangos para que no se eclipsaran y las mujeres embarazadas se colocaron su seguro con listón color rojo para ahuyentar todo lo negativo.
A 32 años de aquel suceso, México será privilegiado nuevamente por la observación de dos fenómenos astronómicos que van a marcar a toda una generación. Se trata de los eclipses solares, anular y total, del 14 de octubre de este año y el 8 de abril del año 2024.
El primero podrá ser visto desde Mazatlán, aunque de forma parcial, mientras que el segundo ha puesto al puerto en los ojos del mundo, ya que la sombra de la totalidad de la luna será posible observarse en Sinaloa, Durango y Coahuila, y Mazatlán es el primer punto del continente donde harán contacto la luna y el sol.
“Me siento ansioso, ya quisiera que fuera abril, pero primero el de octubre, el eclipse anular, que también tiene sus características y me ha tocado vivir de esos varios, pero el total de sol en abril va a ser el bueno. Hay muchas cosas que vivimos y que no tenemos inferencia sobre ellas, pero existen, están ahí, y creo que lo ideal sería disfrutarlo, el final en esta vida es ser felices y eso es felicidad que no cuesta”, expresó Hernández Aldecoa, quién hoy es el coordinador de la Torre Académica de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
EFECTOS Y MITOS
Este evento poco convencional que dura en promedio 375 años para ser visto en un mismo territorio, podría llegar a generar algunos efectos adicionales, el más notorio es que podrían cambiar las variables meteorológicas de la temperatura, humedad y presión, durante los minutos que dure el ocultamiento.
También podrá verse alterada la reacción que tenga la vida silvestre cuando el sol desaparezca pensando que llegó la puesta de sol.
“Los efectos son muchísimos, también son muy interesantes, porque van a permitir que hagamos una serie de experimentos tanto niños como adultos, hay cosas que tienen que ver con cambios en la temperatura, con alteraciones en la per