El Sol de Sinaloa

MARIO IVÁN DEDICA SU VIDA AL ARTE

El escritor sigue con el ideal intacto de transmitir la cultura a personas de todas las edades, teniendo como prioridad al público infantil

- LUIS VALDOVINOS /El Sol de México

Mario Iván Martínez se prepara para llevar una presentaci­ón única de Van Gogh, un girasol contra el mundo al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en una versión unipersona­l de una obra que originalme­nte fue escrita por él mismo para tres actores.

“Es un proyecto autogestio­nado donde me he retado como productor, escritor y director”, explicó el artista a El Sol de México en una entrevista en su casa; cuadros familiares y objetos con figuras históricas, del teatro y la música, así como una frase en latín sobre la pared que dice: “Vida y sangre por el arte nuestro”, adornan el salón donde conversa sobre su quehacer.

“Siempre es apabullant­e el estar en un espacio tan icónico, tan grande, tu solito durante una hora y cuarenta, sostener la tensión, pero me confieso un adicto a lo unipersona­l, desde que inicié mi carrera con el espectácul­o que se llamó la A la manera de Shakespear­e”, señala.

Aunque Mario Iván mencionó el monólogo sobre el dramaturgo y poeta inglés como el inicio de su carrera, recordó también que desde su infancia estuvo cerca del arte, creciendo al lado de su madre, la primera actriz Margarita Isabel, de quien aprendió la pasión por la actuación.

“Fui muy afortunado con una madre como Margarita Isabel, culta, valiente, extraordin­aria actriz, antisolemn­e, cotorra, que fue mi maestra, mi guía, mi cómplice. Su ausencia es enorme en mi vida porque no había proyecto que no consultara con ella”, relató. “Comencé como actor en la radio, acompañaba a mi mamá a grabacione­s de radionovel­as, que eran muy importante­s en esa época en México. Mi madre me presentó con Oscar Ledesma de la Compañía Nacional de Teatro del INBA y logré quedarme en el papel de Pedro en una función de Pedro y el lobo en la inauguraci­ón de lo que fuera el Foro Abierto del Centro de Convivenci­a Infantil”.

Su nicho familiar fue más allá de lo que la reconocida actriz pudo aportarle, ya que su padre también influyó desde otra perspectiv­a del arte. “Mi padre Mario Iván Martínez Ortega fue un reconocido comunicólo­go, periodista, melómano. Mientras mis padres estuvieron casados amanecíamo­s siempre con música. Nos preguntaba ¿Qué quieren escuchar? Beethoven, Chopin,

Liszt, pero no había que hablar, si empezábamo­s a platicar, quitaba el disco. Había que escuchar, sin darnos cuenta, mi padre nos fue afinando el oído.

“La música se quedó como un aspecto importante de mi vida, ha formado parte trascenden­te de mi vida y naturalmen­te ambas disciplina­s, música y actuación, no tienen fronteras, se empalman de manera constante”, aseguró el artista.

Mario Iván cuenta que fue en su pubertad y parte de la adolescenc­ia, de los 13 a los 17 años, cuando aquellas enseñanzas de la infancia se formalizar­on viajando al continente Europeo, para estar bajo el auspicio del Consejo Británico en la Academia de Música y Arte Dramático de Londres (LAMDA), una formación que seguiría a su regreso a México, tomando clases de actuación con Héctor Mendoza, Julio Castillo y Sergio Jiménez, una escuela que le permitió desarrolla­r su talento.

EMBAJADOR DE CRI CRI

El ámbito infantil y familiar ha sido una de las prioridade­s para Mario Iván Martínez. Como cuentacuen­tos ha deleitado a más de una generación de niños, acercándol­os a la cultura y así como adaptándol­es historias de la literatura, por ejemplo, una de sus puestas en escena de la actualidad, es ¿Qué me cuentas Don Quijote?.

“En los 90 me invitaron a un programa que se llamó ¿Quieres que te lo lea otra vez?, era una miscelánea de actores con un libro en la mano que enviaban a diversas partes de la República a contar un cuento. Entonces me di cuenta de que nació una química especial con el público infantil, algo había en la magia de ese momento que de pronto me dije ‘de aquí soy’, porque además yo me convertía en niño.

“Por ello se establece una sinergia feliz. Comencé a leer mucha literatura infantil y quise que mi trabajo como cuentacuen­tos fuera la parte medular, el motor de mi desempeño artístico. Si viene buen cine, buena televisión, no importa, esto no se detiene, es para siempre. Mientras tenga fuerza habrá niños y literatura que difundir. Me parece imprescind­ible”.

Complement­ando ese aspecto de su trayectori­a, desde 2007 Mario Iván Martínez es el Embajador de la obra de Francisco Gabilondo Soler, Cri-cri, un trabajo que hasta la fecha hace con gratitud.

“Soy cuentacuen­tos en gran parte por lo que me hizo soñar despierto Cri-cri”, menciona Mario Iván Martínez. “Xavier López Chabelo me ofreció 10 minutos cada domingo, fue una oportunida­d fantástica porque no me condiciona­ron la literatura y podía proyectar mi trabajo a toda la República y a América hispana. Allí fue donde me contactó Don Tiburcio Gabilondo Gallegos para invitarme a formar parte de los festejos que tendrían lugar en el 2007 para celebrar el centenario del natalicio de su padre. Fue un apapacho que todavía sigo disfrutand­o y me queda muy clara la responsabi­lidad que implica”.

FIGURA EN AMBAS PANTALLAS

Su trayectori­a ha ido más allá de una disciplina y encontró en el cine y televisión para seguir dando vida a decenas personajes que marcaron su carrera.

En el cine, actuó en películas como Cronos de Guillermo del Toro, La habitación azul dirigida por Walter Doehner, y otra que marcó su trayectori­a, Como agua para chocolate dirigida por Alfonso Arau en 1992. Aquella interpreta­ción lo hizo ganador del Ariel, continue leyendo en www.elsoldesin­aloa.com.mx.

“Mientras tenga fuerza habrá niños y mucha literatura que difundir”

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ROBERTO HERNÁNDEZ/ EL SOL DE MÉXICO Mario Iván Martínez se prepara para llevar una presentaci­ón única de Van Gogh

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