Una actividad que ha crecido con el paso de los años
La cosecha de camarón se da, principalmente, en los meses de agosto a diciembre; es uno de los ingresos principales de los pobladores de la región, labor hecha usualmente por hombres. Las mujeres forman parte del proceso en las plantas.
Se recolectan por la mañana con redes de mano o unos palos largos con dos redes en cada lado conocidos como chorucos. En algunas granjas se toma agua de ríos salobres, o sea que es una mezcla de agua dulce y salada. El agua utilizada para la producción de camarón regresa al mar.
El alimento se coloca en charolas tipo canasta que se revisa cada cierto tiempo para saber si la larva se está alimentando y así miden las raciones. También se arroja con máquinas parecidas a lanzadoras de semillas.
El camarón se revisa, lava y separa en plantas que cuentan con estándares altos de seguridad alimentaria, esto para asegurar su exportación.
La ubicación geográfica en el Mar de Cortés facilita la instalación de plantas procesadoras de camarón.
Son más de mil millones de dólares los que se generan en ventas a través de la camaronicultura a nivel nacional e internacional. La Unión Europea, Estados Unidos, Vietnam, China, Japón, Corea y Canadá son los principales demandantes.
Esta actividad se ha desarrollado de manera positiva tanto a nivel económico como sustentable, pues evita que estos se recolecten en cautiverio y afecte al ecosistema.
La acuacultura en México y en el noroeste ha crecido de la mano con la industria del alimento balanceado para camarón larvario. Según el Grupo Acuícola del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal (CONAFAB), México es el quinto productor a nivel internacional de alimento balanceado para la acuicultura