NAVIDAD SIN ALCOHOL, ¿SE PUEDE?
Ya llegó diciembre y sus posadas. Ayer 16 de este último mes del año empezaron oficialmente estas festividades decembrinas, pero ya las celebraciones navideñas se habían adelantado con las preposadas. Las posadas son una celebración festiva y preparatoria de la gran celebración central religiosa que es la NAVIDAD. La espiritualidad que encierra esta celebración es muy profunda para todas las religiones cristocéntricas. Es una invitación a la conversión y práctica de los principios que constituyen la doctrina cristiana.
El recuerdo del hecho histórico del Nacimiento de Jesucristo, lo hemos sintetizado en una sola palabra: NAVIDAD. Nuestra mente asocia esta palabra con un montón de realidades, emociones y sentimientos: regalos, piñatas, dulces, villancicos, aguinaldo, fondo de ahorro, visita de familiares, acercamiento a Dios, en lo emocional mucha alegría y también para algunos mucha tristeza.
Hasta los gobiernos se unen al regocijo social y ofrecen una agradable imagen visual con iluminación multicolor en pinos de Navidad, nacimientos y decoración navideña en los sitios públicos más concurridos.
Pero como siempre sucede, nunca falta un pelo en la sopa. En medio de toda esta alegría y muchas veces como promotor principal, surge el alcohol. Hombres y mujeres de todas las edades, nivel cultural, económico y social consumen esta droga y desafortunadamente algunos caen en los excesos que los llevan a cometer barbaridades fatales que los obligan a vivir arrepentidos por el resto de su vida.
El alcoholismo es una enfermedad progresiva. Poco a poco el consumidor se acerca al momento en que su mente convierte el consumo de una diversión en una necesidad. Podrán llegar navidades, años nuevos, cumpleaños etc. Esos ya no serán motivos para llenarse de alegría y festejar con sus amigos o con su familia él o ella ya consumirá alcohol porque lo necesita para sobrevivir. Es una necesidad que debe satisfacer para poder seguir adelante con su vida.
El mes de diciembre con todas sus festividades, que en sí mismas, nada tienen que ver con el alcohol, constituye una oportunidad para que los consumidores de alcohol lo hagan con mayor intensidad. Aquellos y aquellas que ya están muy cerca de convertirse en adictos apresuran el paso al consumir en exceso en repetidas ocasiones y se convierten en adictos. Enfermos de alcoholismo, cuyo síntoma principal es no poder controlar su ansiedad de beber. Empiezan y no pueden parar.
Esta enfermedad además de ser progresiva es incurable y algunas veces mortal. Hay que aprender a vivir con ella. Aunque ello no es muy fácil, si es posible. Si es posible disfrutar las festividades de la NAVIDAD, sin alcohol. Si es posible recordar el Nacimiento de Jesucristo, cantando villancicos, disfrutando de una deliciosa cena, de la familia y buscando una conversión.
La enfermedad del alcoholismo, tiene un antídoto efectivo y que ha sido comprobado durante 82 años con resultados muy positivos. Es el programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos. Este programa está a disposición de toda persona que haya caído en las garras del alcoholismo o que esté en vías de hacerlo.
Si tienes necesidad de conocer este programa o quieres ayudar a alguien que lo necesite, comunícate a los siguientes teléfonos: 833 265 06 35, 833 311 30 23 ó el 216 60 58.