Precioso regalo
Si los cristianos creyentes aceptamos tal aseveración, luego entonces debemos entender que para llegar al reino de Dios en la vida eterna, debemos andar por el sendero que construyó Jesús para nosotros, un camino no muy fácil de transitar, pero sí el más propicio para encontrar la felicidad.
Porque Jesús dijo también: “El que crea en mí, que deje todo y sígame”, es decir, para seguir por el camino del Hijo de Dios, debemos estar dispuestos hasta el sacrificio, a soportar las dificultades de la vida y enfrentarlas con dignidad, con entereza, con fe y esperanza en que el Padre nos habrá de reconciliar con nuestro destino.
Y Jesús es la Verdad porque su presencia física en el mundo humano, es la comprobación no científica de la existencia de Dios y su permanencia espiritual en la conciencia de los hombres, es la prueba irrefutable de su procedencia divina.
Representa Jesús la Verdad de Dios, porque Jesús era y es en realidad el mismo Dios, convertido en Hijo y después en Espíritu Santo. El Padre se hizo presente ante los humanos para demostrar su existencia y dejar su mensaje y promesa de vida eterna y de amor a todos sus hijos.
Por lo tanto, Jesús es la Vida misma, es su espíritu forma viviente que se anida en el alma humana, ofreciéndose en sacrificio para la salvación de todos.
Es el Camino, es la Verdad y es la Vida.
Es el Padre, es el Hijo y es el Espíritu Santo. La humanidad entera se prepara para recordar el nacimiento de Jesús hace más de dos mil años, para celebrar el acontecimiento más sublime de toda nuestra historia, ocurrido en el seno de la raza escogida, en el centro de una geografía plagada de hechos bíblicos, cuna de los libros sagrados que forman los dos testamentos de Dios.
Dentro de siete días brillará una vez más la estrella de David en el corazón de los cristianos, cuya luz nos habrá de guiar al encuentro de ese pequeño ser que se convirtió en el más grande Maestro de la Fe.
Jesús volverá a renacer como cada 24 de Diciembre en la conciencia humana, porque su esencia es de origen Divino, porque Él estará siempre presente entre nosotros, como niño, como hombre y como Dios, como Camino, como Verdad y como Vida.
Por obra de una acción mágica, por el misterio de un portentoso milagro, Belén y el Pesebre resurgirán dentro de una semana en la conciencia de los hombres de buena voluntad, para recibir al más precioso regalo que nadie nos haya dado jamás: El Niño Jesús. armando_juarezbecerra@hotmail.com
P.D.- Hoy más que nunca, la humanidad debe voltear hacia Dios para pedirle por la paz del mundo y por la redención de los olvidados.
Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre si
no es por mí”.