La pasión por vivir
En mi adolescencia descubrí en un viejo libro la siguiente frase que se la atribuye a Nietzsche: “Conviértete en lo que tu mente te dicte”. Leído este concepto de corrido podría resultar solo una falsa presunción, pues parecería que es fácil convertirse en lo que se desea, ¿acaso no es a lo que venimos a esta tierra, a realizar nuestras aspiraciones más vehementes?
Aunque en la práctica llevar esta idea a cuesta es delicada, no sólo porque estamos viviendo en escenarios donde la simulación se respira a diario. Viviendo vertiginosamente, sin interesarse por la desgracia del vecino, hablando del ausente, recordándolo mediante sus defectos; criticando y señalando, olvidándonos de realizar, concretar, complicando así nuestro mundo.
Por eso, ahora con los ayeres encima, comprendo que la magia de la existencia no se limita sólo a volvernos en lo que nuestra conciencia demande. Lo realmente importante es conocer “por qué y para qué” de esta transformación, puesto que uno de nuestros indicadores para conocer cuando sintonizamos con la existencia es nuestro corazón, porque cuando logramos conectar con nuestras más hondas emociones descubrirnos nuevas tierras para la felicidad y la pasión por vivir.
Por supuesto que durante la travesía para encontrar el “por qué y para que” pueden suceder bastantes tropiezos. Hallar nuestro objetivo de vida es complejo, por eso debemos enfrentar todo con bravura, porque estos tiempos así lo exigen. Nunca hay que desfallecer en el intento; las mayores tareas universales fueron concebidas por hombres y mujeres que jamás temieron la gloria de sus actos.
En la nueva película de Cenicienta, existe un momento donde el príncipe solicita que un soldado vaya hasta la habitación más recóndita de la mansión para traer a la misteriosa mujer que canta, pues toda doncella tiene que probarse la zapatilla de cristal. Y cuando la humilde cenicienta baja por la escalera se topa con un gran espejo que le anuncia que está sucia y vestida con remiendos. Por unos instante teme que el príncipe al contemplarla pierda el encanto por ella.
Entonces, recurriendo a su inteligencia, menciona para sí misma: “uno de los actos más valientes es mostrarse ante los otros como realmente somos en verdad”, y así continúa su paso con donaire. El final ya lo sabemos, termina quedándose con la zapatilla y con el príncipe. Concédete toda posibilidad para redescubrir tus horizontes, cambiando de camino cuantas ocasiones lo necesites, sobre todo no olvides estar presto a tus ideales, sin renunciar a ti mismo. Cuando la oruga se transforma en una hermosa mariposa ya conoce que la libertad del mundo le pertenece.