Los Rescatados del Frío
Historias de abandono, adicciones, pobreza extrema y sueños quebrados prevalecen entre las personas que en busca de alimento caliente y cobijo llegan al albergue de Ciudad Madero.
Huyen o fueron rescatados del frío, al vivir en la calle o casas abandonadas, siendo rescatados de la muerte generada por las inclementes temperaturas que se han registrado en la región.
Uno de los indigentes es José Alejandro León González, a quien personal de Protección Civil sacó de la casa donde se guarecía en la zona de playa de Miramar, para ser llevado al auditorio “Américo Villarreal Guerra”.
“Me salvaron de morir”, dice con voz quebrada el hombre de 44 años de edad, que consciente está perdió el apoyo de su familia debido al daño generado cuando en años anteriores consumía drogas.
Hoy sobrevive de recoger botes de aluminio en playa de Miramar y desde hace dos meses ha hecho su hogar una vieja construcción de madera de la zona costera maderense.
En el albergue encontró un lugar seguro, “me han dado café, tamales, leche y cobijas”, aseveró a El Sol de Tampico mientras era revisado por personal del Sector Salud.
Junto a él fue rescatado “Pepeluche”, José Juventino Barrios, originario de Ciudad Valles, quien desde hace dos meses llegó a la zona en busca de trabajo que no ha encontrado.
“Yo quiero ser cocinero, sé hacerlo, pero nadie me ha contratado”, aseguró el joven que no sobrepasa los 35 años, quien para hacer calor bailaba en la clase de zumba impartida en el auditorio.
En los dos días de intenso frío en la zona, con temperaturas cercanas a los cero grados, han sido treinta y cuatro las personas que se han atendido en este refugio por parte de personal de Protección Civil y el DIF Madero.
En la parte más alta de las gradas estaba Ramiro, nacido en Cerro Azul, quien arribó en 1991 a Ciudad Madero, logrando establecerse en una casita de madera en la colonia Ampliación 15 de Mayo.
“El norte arrancó la lámina y quedé al remplazo, me mojé toda la noche, casi me muero de frío”, dijo el hombre, mientras se descubría el brazo para ser inyectado contra la influenza.
Cobija tras cobija se cubrió esa noche del martes, siendo una de las peores de su vida, ya que los huesos le dolían del frío; al siguiente día, cuando caminaba por la calle Palafox y Tercera Avenida, en la zona norte de Ciudad Madero, fue auxiliado por personal de Protección Civil que realizaba un operativo de ayuda para las personas en condiciones vulnerables ante las bajas temperaturas.
“Me dijeron si quería venirme y acepté”, precisó Ramiro, quien se dijo preocupado porque en la colonia se quedó su fiel amigo “Canelo” o “El Amarillo”, el perro que lo sigue a todos lados.