El Cristal con que se Mira
NO puedo empezar la entrega del día de hoy, querido amigo lector, sin antes preguntarle ¿cómo se siente en medio de este terrible frente frío número 23 que nos está azotando desde el pasado miércoles y que no nos ha dado tregua alguna? ¡Está terrible! Pero aquí entre nos, me permitiré comentarle que este humilde servidor prefiere estas temperaturas que aquellas que se sienten en la canícula de mitad de verano.
En estos días en los que el frío y la humedad nos hacen presa de dolores articulares y enfermedades respiratorias, podemos guarecernos y cobijarnos para mitigar los malestares; consumimos alimentos calientes y sopas nutritivas que revitalizan el sistema inmunológico y, si el caso nos permite mantenernos en casa, pasamos por alto la salida a la calle.
Caso contrario, cuando el calor fustiga a la zona sur de Tamaulipas no sabemos en dónde refrescarnos. Estamos de mal humor por la incomodidad que eso representa. Al igual que el frío extremo, las altas temperaturas traen consigo enfermedades infecciosas terribles tanto en los ojos como en el aparato digestivo y las muertes por golpes de calor se vuelven una constante en esta región.
A fin de cuentas esto es cuestión de opiniones y todas deben ser válidas y respetables pues como lo dice aquel viejo adagio: “Nada es verdad, nada es mentira. Todo depende del cristal con que se mira”.
Esto último es exactamente lo que se ha vivido en las precampañas políticas, mismas que se encuentran en una interesante fase de guerra de declaraciones indirectas que apuntan de “reojo” a tal o cual personaje, esperando, como dicen los chavos, a que el susodicho “agarre la onda”, o como decían los abuelos “se ponga el saco si es que le quedó”.
Mientras que unas encuestas dicen que “fulano” y “mengano” están en empate técnico, porque curiosamente así le conviene al vocero del escaparate político que representa al primero de ellos, otras pesquisas arrojan que es “sutano” el que va a la cabeza, dejando atrás a sus dos rivales más fuertes y desde este momento anuncia un triunfo avasallante que no dejará lugar a dudas o suspicacias de alguna mala entraña.
Por otra parte, “mengano” asegura que se han contado uno por uno los asistentes a los mítines que encabeza como si se tratara de “voto por voto” o “casilla por casilla” y ha logrado reunir a una considerable cantidad de asistentes que sobrepasa el millar.
En ningún momento estoy diciendo que el candidato de su preferencia esté mintiendo o que sea el único poseedor de la verdad. El punto es que cada uno está mirando las cifras según su propia conveniencia o está dando a conocer únicamente aquellas que no le perjudican.
Debemos recordar que, en una sociedad como la nuestra, las competencias son duras, aguerridas, polisémicas y de multinivel. Los dos primeros términos hacen referencia indiscutible a la fiereza con la que los contendientes se lanzan al campo de combate y no miden consecuencias al momento de desacreditar al contrario. Sacan a la luz videos, fotografías, audios y cualquier otro archivo que garantice la existencia de la irregularidad que se imputa.
El término multinivel se acuñó debido a los conceptos extranjeros “on the line”, “above the line” y “below the line”, o por sus siglas “OTL”; “ATL”; “BTL”. Cada uno hace referencia a los canales por los cuales es enviado el mensaje, ya sea de manera directa, indirecta o simulada, casi imperceptible.
Y cuando indicamos que hay mensajes polisémicos es que se pueden interpretar a gusto de quien los escucha o con la doble intencionalidad procurada por quien los construye, por ejemplo, el famoso y, por cierto, muy ocurrente “amlodipino” y el comentario de aquel al que, según Anaya, ya le apodan “la semana santa” pues no saben si caerá en marzo o en abril.
En fin, hasta el momento las precampañas ya dan atisbos de lo que será la refriega en sus momentos más álgidos y aún hay mucha tela de dónde cortar. A nosotros, como lo he reiterado, nos queda razonar bien el voto y decidir con madurez y no amparados por la visceralidad cegadora muy propia de nuestro gen latino.