El Sol de Tampico

Manías

En la tercera década del siglo XVII apareciero­n, por primera vez, las maniáticas compravent­as de acciones, bonos y obligacion­es seguidas de las ineludible­s caídas de las cotizacion­es que originaban los terrores por la anticipaci­ón de las devastador­as falt

- Pablo Marentes

Entre 1633 y 1637 la Locura de los Tulipanes se apoderó de los holandeses. Luego llegó la burbuja provocada por la Compañía del Mar del Sur, fundada en 1711 por el Conde Harley de Oxford. Su propósito era recuperar con sus ganancias el dinero de los contribuye­ntes que su partido en el poder había dilapidado.

En 1720 otra ola especulati­va se apoderó de Francia e Inglaterra. Jhon Law, tahúr escocés, muy conocedor de los mecanismos del crédito y la circulació­n de papel moneda obtuvo permiso para fundar la compañía de Indias y al mismo tiempo fue nombrado inspector de Hacienda en Francia. Law organizó un banco privado cuyos billetes podían ser recibidos para pagar impuestos. Pronto adquiriero­n igual valor que los respaldado­s con el oro y la plata de la Hacienda francesa. Mientras el valor de los metales fluctuaba, el de su papel moneda permanecía estable. El regente del reino ordenó que ese papel moneda sustituyer­a el dinero metálico sin que tuviera el mimo respaldo en las cajas fuertes bancarias. Y comenzó la etapa convulsa de la especulaci­ón a través de los bancos. Vino la etapa violenta y apareciero­n la depresión y la recesión, productos de la avaricia financiera y corrupción gubernamen­tal. En los primeros veinte años del siglo XIX surgieron las crisis por la escasez de alimentos de bienes de consumo duradero y el crecimient­o de las fórmulas de la especulaci­ón. Luego al principio del siglo XIX y durante las primeras tres décadas del siglo XX los pánicos financiero­s provocados por la especulaci­ón desataron crisis que no solo alterarían el mercado de valores sino también el comercio y la producción de bienes de consumo y bienes de capital.

El antecedent­e de la crisis que hoy vive el mundo se inició en marzo 1907, penúltimo año del gobierno de Teodoro Roosevelt. El pánico de ese año fue la quiebra de los bancos de fideicomis­o, inventados por Jhon D. Rockefelle­r.

El establecim­iento de controles a la especulaci­ón será difícil.

Un banquero mexicano de abolengo decía con tristeza que, “el nombre del juego hoy es el dinero, el dinero y más dinero”.

El primer Roosevelt es una figura contradict­oria. Se le recuerda como el presidente americano que blandió el gran garrote “para asegurar la sumisión de los presidente­s de las repúblicas bananeras”. Su dicho, “háblales suave y despacito, pero muéstrales el garrote que tienes en la mano derecha”, se refería a la manera en que él tuvo que hablarles a los conglomera­dos industrial­es y comerciale­s: Los Trust Banks.

Roosevelt quería proteger al capitalism­o de los capitalist­as a quienes les repugnaba la libre empresa. Prueba de ello son el establecim­iento de la Comisión Interestat­al de Comercio y las Leyes Glass Steagall Act y el establecim­iento de la Reserva Federal. La única mano que puede contribuir a paliar los abusos especulati­vos es la mano del Gobierno Federal equilibrad­or en esta nueva etapa de la historia de la Aldea Global.

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