El Sol de Tampico

Saludo Pastoral

POR LA PAZ Y LA JUSTICIA

- P. Roberto Yenny García

Qué podemos hacer para que disminuya la violencia, la insegurida­d y el sufrimient­o causado por ellas? ¿Hay que esperar que “alguien” más resuelva todo o que los “culpables” dejen de hacer el mal?

Los cristianos no podemos cruzar los brazos, mirar hacia otro lado o rendirnos a la desesperan­za.

¿Qué podemos hacer entonces? Por lo pronto dos cosas: orar y trabajar por la paz.

Orar porque en la comunicaci­ón con Dios encontrare­mos motivación y luz para resolver los conflictos. Porque orando y dejándonos guiar por Dios podemos confiar en que él será nuestra fortaleza y consuelo.

Pero junto con la oración (no sin ella, pues nos desanimarí­amos pronto o podemos confundir justicia con venganza) también tenemos que trabajar por la paz.

Pidámosle a Dios por la paz, sólo si estamos dispuestos a vivir en paz. Seamos promotores de la paz en nuestra familia, nuestro grupo de amigos, nuestro ambiente de trabajo, nuestra escuela, nuestro vecindario.

Decía la Madre Teresa: “La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. La paz comienza con una sonrisa”.

Comencemos cada uno de nosotros a trabajar por vivir en paz con quienes nos rodean: en nuestra propia familia, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra colonia… Necesitamo­s ser hombres y mujeres que buscan la paz. Sabemos muy bien que los verdaderos y más profundos cambios en la sociedad no se dan por decreto “desde arriba”, sino que se van construyen­do y abriendo paso “desde abajo”. Si cada uno se esfuerza por vivir en paz, por aprender a dialogar, por solucionar los conflictos, segurament­e nuestras oraciones por la paz serán escuchadas. Habremos puesto la parte que nos toca para que luego Dios nos dé su fortaleza y nos alcance una paz más profunda y duradera.

Y además, debemos compromete­rnos a trabajar para que ya no sigan surgiendo nuevas generacion­es de niños y adolescent­es que se conviertan en breve en los continuado­res del crimen y la violencia. Debemos empezar a construir -con esperanza y constancia- hombres y mujeres de bien, con un carácter moral firme, con un corazón sensible a la voz de Dios, con una marca indeleble en su alma de un testimonio de armonía familiar, de solución sana de conflictos, de adecuado manejo de sentimient­os como la ira y a moderar la ambición por los bienes materiales. Y esa es responsabi­lidad de la familia, de la Iglesia, del Estado, de la escuela, de los medios… de todos. Debemos empezar a sembrar lo que queremos cosechar dentro de unos años.

Únete a toda la comunidad católica que se reunirá en la Expo-Tampico para orar por la paz y la justicia, y también para renovar nuestro compromiso como cristianos de trabajar por la paz con actitudes y acciones concretas. La cita es el próximo sábado 24 de febrero de 2:00 pm a 5:30 pm. Súmate a quienes reconocemo­s el poder de la oración para llenarnos de la gracia divina y poder así ser constructo­res de justicia y de paz. Digámosle con nuestra participac­ión y compromiso comunitari­o a Dios: “En tu voluntad Señor encontramo­s nuestra paz”.

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