Muere Barbara Bush
Fue la única mujer que vio a su esposo e hijo asumir como presidente de Estados Unidos
La exprimera dama estadounidense Barbara Bush, la única mujer que vio a su esposo e hijo asumir como presidente de Estados Unidos, murió el martes a los 92 años, informó su familia.
Bush era la esposa del cuadragésimo primer presidente de Estados Unidos, George H.W. Bush, y madre del cuadragésimo tercer mandatario, George W. Bush.
La familia Bush había anunciado en un comunicado el 15 de abril que ella tenía problemas de salud y había decidido no buscar más tratamiento médico, para centrarse en “cuidados paliativos".
Según reportes, Bush padeció de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica y problemas cardíacos congestivos durante sus últimos años.
Barbara Bush, apodada “The Silver Fox” por su esposo e hijos, era conocida por su cabello blanco y por ser muy protectora de su familia.
Fue primera dama cuando su esposo estuvo en la Casa Blanca de 1989 a 1993. Su hijo, el republicano George Walker Bush, triunfó en las disputadas elecciones estadounidenses del 2000 y fue mandatario del 2001 al 2009.
Los Bush habían celebrado su septuagésimo tercer aniversario de bodas en enero del 2018.
“Ella será recordada durante mucho tiempo por su gran devoción al país y a la familia, a quienes sirvió de manera incondicional", dijeron el presidente Donald Trump y su esposa,
BARBARA BUSH, LA TRADICIONAL MATRIARCA QUE ENAMORÓ A EE.UU.
Barbara Bush, fallecida hoy a los 92 años, fue la imprescindible matriarca de una de las grandes dinastías políticas de EE.UU., una mujer apegada a lo tradicional que se ganó el apodo de “la abuela de todos” con su actitud cercana y su lengua sin tapujos.
Bush fue primera dama en pleno apogeo del reclamo feminista por liberar a la mujer de las cadenas del hogar, pero ella nunca se avergonzó de su empeño en dedicarse a sus hijos y ser el pilar de su marido, una actitud que le valió no pocas críticas pero que ella siempre llevó con orgullo.
“Hace mucho tiempo decidí que en esta vida tenía que tener prioridades. Puse a mi marido y a mis hijos en lo más alto de mi lista. Y es una decisión de la que nunca me he arrepentido", escribió Bush en su libro de memorias en 1994.
Esa decisión vital, que llevó a una periodista a afirmar en una ocasión que su marido George era un hombre de los años 80 casado con una mujer de la década de 1940, no evitó que se pronunciara de forma abierta sobre algunos asuntos políticos, siempre que sus opiniones no eclipsaran las de su esposo.
Quizá por eso la sorpresa fue tan grande cuando, en sus memorias, reveló que opinaba muy distinto que Bush padre en dos grandes asuntos en el debate nacional: el aborto, que según ella debe depender de una decisión personal de la mujer, y el control de armas, que consideraba necesario fortalecer.
“El aborto no es una prioridad para mí. El control de armas tampoco lo es. Dejo esos asuntos a gente lo suficientemente valiente como para tener un cargo público", dijo Barbara Bush en sus memorias, a modo de explicación por no haberse pronunciado antes sobre esos temas.
Sí fueron prioridades para ella la alfabetización infantil, que centra el trabajo de la Fundación Barbara Bush, y la lucha contra el cáncer, con la que se comprometió tras perder a su hija Robin, fallecida a los tres años por leucemia; y que llevó al matrimonio Bush a donar millones de dólares para investigación médica.
Su sentido del humor y su franqueza generaron muchos titulares; uno de los últimos en abril de 2015, cuando no dudó en decir que no quería que su hijo Jeb compitiera por la Presidencia en 2016.
Nacida en 1925 en Nueva York como Barbara Pierce, e hija de un empresario editorial, la futura primera dama conoció a George H. W. Bush en un baile cuando tenía apenas 16 años y, aunque completó un año de estudios en la Universidad Smith, no dudó en abandonar la carrera cuando él terminó su servicio militar y regresó a EE.UU.
Los Bush se casaron en enero de 1945, cuando ella tenía 19 años, y la joven esposa no pensó nunca en retomar los estudios, dedicada por completo a su esposo y sus hijos: Dorothy, Marvin, Neil, Jeb y George.
En 1976 sufrió un episodio de depresión que atribuyó a la menopausia y a la soledad mientras su esposo era director de la CIA, y en 1989 fue diagnosticada con el síndrome de Graves, una enfermedad de tiroides.
“Al final de tu vida, nunca te arrepentirás de no haber aprobado un examen más, o ganado un juicio más, o cerrado un acuerdo de negocios más. Te arrepentirás de no haber pasado más tiempo con un marido, un amigo, un hijo, o un padre", dijo Bush en un discurso en la Universidad de Wellesley en 1990.
La exprimera dama fue fiel a este consejo hasta sus últimos días, que pasó en su casa de Texas y acompañada del hombre con el que estuvo casada más de 70 años.