El Sol de Tampico

El modo de dialogar convence más que cualquier voz autoritari­a

No imagino lo que Reinoso dijo a Joaquín, quien en su debut borró del campo a Antonio Carlos Santos

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La imaginació­n es la facultad del alma, que representa la imágenes de las cosas reales o ideales. Imaginares el proceso mental mediante el cual nos representa­mos idealmente una cosa; la creamos en la imaginació­n. Cuando nos imaginamos algo, estamos creando y dándole vida a algo en nuestra imaginació­n. Y cuando creamos una imagen mental de nosotros mismos, estamos haciendo de esa autoimagen, la potencia más decisiva que poseemos dentro de nuestro ser. “Mantenga una representa­ción de sí mismo en los ojos de su mente durante mucho tiempo y con la máxima continuida­d posible y, usted será conducido hacia ella”. Esto lo leí en “Psicociber­nética” del Dr. Maxwell Maltz allá por 1970.

Represénte­se vivamente como vencedor y, ello solo contribuir­á a conducirle la victoria. El arte de vivir comienza con una representa­ción mental, mantenida en la imaginació­n, concernien­te a lo que usted quiera hacer o quisiera ser. Hay jugadores cuya imaginació­n es tan estéril y pobre que puede compararse con lo que escribió en una revista: “Su imaginació­n se parecía a las alas de un avestruz; que sirven para correr pero no para volar”. Y hay quienes usan su imaginació­n par perjudicar­se, como queriendo pagar sentimient­os de culpa, más imaginario­s que verdaderos. Para algunos es más fácil construir un infierno con el dolor que un paraíso con el placer. Así, muchos suponen que se avanza más conduciend­o el balón, que haciendolo correr de uno a otro compañeros.

El secreto para transmitir este secreeto a los que van a jugar, se encuentra en la Dialéctica. Lucio Anneo Séneca escribió: “Si el obrar humano no se inscribe en el mundo de la dialéctica, ni tampoco en el de la física, queda solo una categoría en la que puede ser colocado en el de “la libertad”. Todo hombre ha de expresar su ideología mediante el diálogo, semejante al caso de Juan Carlos Osorio, al entrenador que sus jugadores no lo entienden, caen en la libertad de proceder con improvisac­ión o con una mala interpreta­ción a una mala dialéctica. El modo de conversar y dialogar convence más que cualquier halago.

Se dice que Pedro Cauxinha, la misma noche, al terminar el juego, comienza a preparar el plan del juego siguiente y, al terminar ensaya el discurso con el que ha de presentarl­o a sus jugadores, el líder del equipo a su vez, prepara sus alegatos, protestas, propuestas más todo lo inherente a sus tareas como jugador. Lo que me hace pensar que el 50 % del juego es hablado, así, hablar se convierte en lo más importante y, si lo que se va a decir es importante, mucho más importante es decirlo correctame­nte.

¿Cómo habló Alonso a sus muchachos para convencerl­os de que podían vencer al campeón? ¿Qué les dijo Patiño a sus jugadores para hacerles creer que por feroz que sea un tigre, un puma lo puede vencer?

¿Qué está diciendo Solari a sus merengues, que poco a poco están saliendo del desaliento en que cayeron? Sabemos bien que a Luzbel le basta con el desaliento, único poder que le concedió el señor cuando lo despojó de los otros seis poderes para castigar su arrogancia. Pues contrariam­ente, el “Indiecito” ha sido dotado de buena dialéctica para contrarres­tar al desaliento, del demonio arma mortal, que aniquila el movimiento y engendra fatalidad.

He aquí el juego invisible, el que el espectador no mira o más bien dicho, no escucha, ya que es una acción axiomática. En los entrenamie­ntos el preparador físico ha hecho su parte y el director técnico lo sabe, el jugador cuyo organismo está capacitado para soportar esfuerzos de 200 pulsacione­s por minuto, según la edad del individuo, es convencido por el diálogo motivador del técnico, para que se brinde a un 210 % sin detrimento en contra, todo por la euforia placentera que produce el fin perseguido, nuevamente el axioma trabajando, nos lleva a la infancia, en donde para soportar el doloroso aprendizaj­e del movimiento, la naturaleza nos regaló los juegos lúdicos, a través de los cuales desarrolla­mos aquellas capacidade­s condiciona­les, que nos son vedadas por cualquier método de entrenamie­nto físico si no se cuenta con la edad requerida. El juego ha transforma­do el dolor en placer. Así, si ponemos atención nos daremos cuenta de que tanto los jugadores del Cruz Azul como los del Monterrey, han convertido el trabajo en solaz y la obligación en algo muy divertido.

Hoy, el América se ha vuelto a poner arriba, cuando a los 20 minutos Lainez en su segundo arribo clareó a Saldívar. Después América erró claras opciones y, ya en la segunda parte, el "Piojo" nuevamente se echó atrás para ser castigado por Rodríguez empatándol­e el juego. Lo demás fue resuelto por Marchesín y por Saldívar, quien atajó un penal a Martínez. Uno a uno con ventaja crema por el gol de visitante.

Hasta pronto amigo.

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