Mario A. Gámez
“Pienso que la Navidad es una fiesta necesaria; necesitamos un aniversario durante el cual podamos lamentar todas las imperfecciones de nuestras relaciones humanas. Es la fiesta del fracaso, triste pero consoladora”. Graham Greene, Novelista británico
Siempre he visto a la Navidad como la oportunidad de un reinicio, un renacimiento, la opción que al menos cada año tenemos todos de ser reflexivos, de analizar nuestras vidas y de pensar hacia delante.
Más allá del auténtico significado de este día, del que todos conocemos sin importar nuestras creencias religiosas, vale la pena alejarse un poco del panorama de lo que ocurre en nuestro entorno; en nuestro mundo, nuestro país y nuestras ciudades, para valorar la evidente falta de sentido común.
Salir a las calles por estas fechas, es encontrar un innecesario derroche económico, como si a la abundancia decembrina no sobreviniera una dura cuesta de enero; a miles de personas, de nuestras personas, nuestros familiares, amigos y compañeros, jugándose su vida y las de otros absurda e irresponsablemente sólo por el orgullo de conducir en estado inconveniente, por la torpeza de correr sin sentido por las transitadas carreteras, o por el “placer” de hacer estallar un artefacto de pirotecnia, lo que además significa literalmente quemar dinero y exponerse a una lesión estúpida.
En lo político son fiestas llenas de “distracciones” para quienes eventualmente participarán de una manera un otra en el proceso electoral del año que viene para renovar el Poder Legislativo Estatal, tanto quienes podrían ser candidatos, como quienes los designarán en medio de un panorama muy turbio y con una evidente tensión entre los diferentes órdenes de gobierno.
En los partidos hay ya claros jaloneos por conquistar las candidaturas, hay quienes se mueves y a quienes mueven para obtener “posicionamiento” y hay quienes reclaman su “justo derecho” por ocupar esos espacios, que hoy parecieran estar destinados a quien mande el jefe. Y mientras para algunos la del 2019 será una elección “fría” de estructuras, pues a nadie apasiona un candidato a diputado local; para otros será la continuación de una fuerte batalla entre la federación y el estado, entre MORENA y el PAN, o más bien el sempiterno juego de intereses.
Ya ayer por la madrugada finalmente se aprobó en el Congreso el presupuesto para el próximo año, que como se veía venir, contempla el respaldo a los nuevos programas y planes del gobierno federal y los inevitables recortes a los estados, entre los que también está Tamaulipas. Esa batalla terminó.
Para los presidentes municipales una vez que han establecido sus Planes Municipales de Desarrollo tienen ya un rumbo y las complicaciones de siempre por los recortes presupuestales; pero para nuestros alcaldes la temporada ha sido también todo un reto por llevar a sus representados una Navidad llena de color, tradiciones, alegría y esperanza, con una multiplicidad de actividades que han dejado muy felices a miles de habitantes de nuestra región como hace tiempo no se veía.
Con esto es con lo que me quedo de la temporada, la invaluable oportunidad de abrazar a nuestras familias, de encontrarnos en esta fecha y durante el fin de año en paz y tranquilidad.
De abrazar a nuestros niños, a los abuelos y a los padres, de voltearnos a ver a nosotros mismos.
De que a pesar de vernos bombardeados por tanta información volvamos al más elemental sentido común.
Un respiro de paz antes de tomar aire y volver a la lucha cotidiana.
¡Feliz Navidad!