Programas sociales en EUA
En México existe un gran debate sobre los programas sociales del presente gobierno.
Sin duda, estos son temas de la mayor complejidad, en donde, los economistas y administradores públicos llevan la voz cantante en la crítica. Uno de sus puntos principales es que los actuales programas sociales no están bien atados a objetivos claros y resultados. Así las cosas, me resultó interesante la lectura del artículo “$1,000 a month, no strings attached” del periódico The Washington Post en su versión electrónica para comparar cómo
se ven y pasan las cosas en Estados Unidos de América y en nuestro país. Querido lector, comparto con usted parte de esa lectura y de mis reflexiones.
El texto nos relata sobre un proyecto social que otorga mil dólares al mes a un grupo de madres solteras afroamericanas sin que exista ninguna contraprestación, resultado, tiempos o reglas. Éste tiene el propósito de ayudar a las mujeres a salir de la pobreza, y detrás de este tipo de programas están instituciones como la Universidad de Stanford o la de Michigan. Lo primero que me llamó la atención es que es financiado por particulares, es decir, no interviene el gobierno. Así mismo, ahora está en el debate público en Estados Unidos de América, y un político demócrata ya habla de dar dinero a los adultos mayores, cuestión que ya pasa aquí en México. Aquí el punto, es que lo hacen particulares con universos infinitamente más pequeños que en México (100 ó 20 mujeres por proyecto) y que no tienen preocupación sobre qué se hace con el dinero o cuál es su destino. También resulta interesante que los políticos demócratas ya estén hablando de este tipo de proyectos en Estados Unidos de América, porque en ese caso sí sería dinero de ese Estado.
El hecho de que sean proyectos con un número muy reducido de participantes también permite un seguimiento muy puntual de qué pasa con la vida de las mujeres. Una cuestión que considero digna de mencionar es que algunas de ellas participan en el anonimato para que sus vecinos o familiares no les pidan dinero. Así mismo, muchas mujeres no sabían cómo gastar de forma adecuada el dinero, algunas de ellas nos relatan que el primer fin de semana ya habían utilizado todo el apoyo. Un remedio para lo anterior fue darles un curso de finanzas y de cómo llevar su relación con esos mil dólares. En este sentido, espero que se estudie y analice qué está pasando en la vida de quienes reciben dinero de los programas sociales en México, tal vez tengan el mismo problema de las solicitudes de préstamos o del cómo se gasta el dinero.
Los datos sobre el efecto de los proyectos sociales en el empleo también son muy interesantes, pues no varía de manera significativa el que las personas trabajen o no cuando reciben el apoyo, cuestión que también pasa en Finlandia según el artículo ya mencionado. En cuestiones de Estado un economista o administrador público debe tener algunas respuestas para saber cómo evaluar qué pasa en la vida laboral de los beneficiarios.
Una cuestión en común son las opiniones a favor y en contra polarizadas. Si usted revisa el artículo del Washington Post observará que en el apartado de comentarios están divididas las críticas, sin que existan muchas sugerencias de qué hacer para seguir mejorando la vida de los beneficiarios. En todas partes del mundo se necesitan más propuestas, análisis, seguimiento y menos enojo.